NTf’s: El aceleracionismo de las imágenes
por Marcel del Castillo
En una esquina neutra, pared blanca y el fragmento de un mueble de madera de una habitación cualquiera aparece @0xlunna, un joven creador de contenido de Tik Tok, para hacernos la siguiente afirmación: “Esta es la estrategia que hace la gente para ganar millones de dólares en el 2022” y en un plano más cerrado nos muestra un post it con tres ingredientes: ”Un Blockchain developer, un artista que lo consigues en fiver o upwork y un Discord moderator”. Luego procede a explicarnos visualmente cómo consigue a cada uno de ellos, incluso al artista y remarca ”te vas a buscar un artista por 50 usd que te haga unas cinco mil o diez mil piezas”.(1) Continúa hablando de la estrategia en twitter y en discord para crear hype, es decir, generar una estrategia que estimule en un consumidor una necesidad inexistente por medio de la creación de expectativas. Y así, en cuestión de un tiempo no determinado por el joven, puedes ganar un millón doscientos mil dólares.
Es en ese momento cuando nos preguntamos qué tiene que ver que el arte esté atado a un contrato inteligente con ser millonario, qué papel cumple el artista en un entorno Tokenizado. ¿El arte toma por asalto a los NFTs o los NFTs toman por asalto el arte? ¿La precariedad de la mayoría de los artistas consiguió el tesoro perdido y el método de hacerse millonario? ¿Se ha formulado el método de la tan narcisista trascendencia artística?. O los nfts representan esa anacrónica idea de autenticidad que existía en el arte pre digital.
Antes de intentar responder a tantas preguntas, podríamos comenzar por ubicar a las NFTs como un desarrollo tecnológico que ha surgido en el territorio de las finanzas y los videojuegos, es decir, no es una figura exclusiva del arte, sino que se usa en múltiples ramas de los servicios y productos de la economía mundial. Sin embargo, socialmente y en el circuito del arte, solemos relacionar en primer término a los NFTs con el arte. Y es justo ahí donde nos ocupa en este texto.
Entonces, re localizamos las preguntas y cuestionamos: ¿los NFTs son un desarrollo técnico dentro del arte para qué? ¿Qué vinieron a solucionar? Según McLuhan, los aparatos y tecnologías son extensiones de las capacidades del ser humano.(Mcluhan, 1964)¿Qué extensión vinieron a amplificar los NFTs? Para Bruno Latour, las tecnologías pueden ser mediadoras(B.Latour.1998). Entonces ¿Qué median los NFTs? ¿Median el mercado, la difusión, median la interpretación de la obra de arte, median su producción?
Cualquiera que sean las respuestas a estas preguntas, debemos establecer que la tecnología como mediación o extensión en al arte, afectará al artista, su creación y su postura, pues la tecnología no es objetiva ni neutral y terminará sesgando al artista, en sus comportamientos y en sus modos de pensar: «Cuando adoptamos una nueva herramienta, también adoptamos sus sesgos». (Nicholas Carr,2019) A estos sesgos Latour lo llama «Un intercambio de propiedades»(B.Latour.1998), pero que es difícil de precisar, pues el encuentro entre humano y tecnología responde a variables económicas, sociales, políticas y culturales. De ahí que como extensión o mediación, los NFTs tienen la posibilidad de aportar al arte y viceversa, de múltiples modos.
Cómo podemos entender esa no neutralidad de la tecnología: en su lenguaje. La tecnología no se escribe solo desde el lenguaje binario o los lenguajes de programación propios. La tecnología es la consecuencia de un lenguaje político y económico. Es un subprograma, es una consecuencia y no una causa. Flusser deja claro esto, cuando se refiere al dispositivo fotográfico: que todo aparato es una programación de una programación y así, sin final (V.Flusser.1990). Específicamente, el aparato tiene una programación inicial de sus funciones y estas a su vez responden a una programación industrial y por consecuencia a una programación de un sistema económico. De ahí podemos deducir, que los aparatos tienen una función social: crean e influencian nuestras relaciones sociales pero desde una jerarquía económico-política, que intenta proyectar o estimular conductas a partir de sus intereses.
Si Latour afirma que los aparatos o los «no-humanos» (B.Latour.1998) como él los llama no son un ente aparte, sino que somos nosotros mismos manifestándose, entonces, la pregunta es, ¿Quienes nos representan como seres humanos para pensar y desarrollar la tecnología?
El punto, en esta discusión, es: los NFTs no responden a un desarrollo tecnológico aséptico y neutral o colectivo y convenido. Responden a una programación que, queriendo o no, intercambiara e influenciara en su contacto con el arte.
Pero, si no es neutral. ¿Dónde podemos ubicar la raíz de su programación político – económica, cuando se relaciona con el arte?
A mi modo de ver, los Nfts entran en la corriente aceleracionista. Es decir, llevar el Me gusta, que ya existe desde la aparición de las redes sociales, a su máximo valor, monetizando o mercantilizando. Ahora bien ¿Cuál aceleracionismo? El planteado por Williams y Srnicek, en su Manifiesto Aceleraciones en 2013, llamado también aceleracionismo marxista, que propone la utilización de todos los recursos del capitalismo, incluyendo la tecnología, a favor de los trabajadores en un primera instancia (como la reducción del esfuerzo y de las jornadas laborales), y el colapso del sistema como fin, para comenzar un nuevo sistema. O el propuesto por el filósofo Hartmut Rosa, según el cual «la aceleración sería un fenómeno inherentemente capitalista, moderno y totalitario que únicamente puede alienarnos y desconectarnos de las experiencias vitales ligadas al mundo material».(2) Creo que en esta primera instancia, en este tiempo, los NFTs tienen las dos posibilidades.
Ahora, detengamos un momento en cuál característica del capitalismo ubicamos este aceleracionismo. El profesor de filosofía Jorge León Casero menciona: «Según Deleuze y Guattari, el principal problema del capitalismo es que si bien aparenta ser una fuerza que desterritorializa y decodifica las relaciones sociales y económicas propias de las sociedades tradicionales…ello es debido a que únicamente lo hace con la intención de volver a re-territorializarlas y recodificarlas dentro de un sistema socioeconómico que se ajuste perfectamente a sus necesidades y objetivos.»(3)
Por consecuencia, podemos hablar que los NFTS buscan re-territorializar el arte, en función de sus intereses económicos. Dentro de esta re-territorialización del arte, las estrategias iniciales en el desarrollo de los artistas en el mundo NFT se han manifestado de dos formas. La primera, como la vimos en el video inicial, donde el artista es un proveedor de mercancía barata (arte) para que en el campo del mercado especulativo se juegue y se explote el capital, donde los artistas de trayectoria, en el mundo físico, compiten con influencers: «nuevos nombres y seudónimos de artistas que no detallan estudios realizados, residencias, premios, colecciones ni exposiciones, salvo apariciones impactantes o flujos virales de sus proposiciones en las plataformas electrónicas”(4). Según publicó en la revista artealdía el curador y galerista Felix Suazo. Y, por otro lado, los artistas con trayectoria, inusitados influencers que entran en una dinámica de mercado financiero: Deben invertir para mintear sus obras, para construir un desarrollo en la web 3.0, coleccionado obras de otros, armar un equipo de manejo y construcción de comunidades sociales virtuales, es decir, se posicionan en una campaña de hiper positividad, cambian sus datos de sus biografías de sus redes sociales por: NFTS artist, collector, y nomenclaturas del cripto mercado, en una suerte de mezcla de discurso evangelizador con promociones impactantes del mundo de los casinos, ofreciendo todo lo que tienen a subasta, rebuscando en sus archivos para subir todo lo que se pueda, con la esperanza que algún influencer se fije en ellos y los haga millonarios de un día para el otro. Y para ello trazan estrategias, ya formuladas por el marketing digital, de creación de una marca personal impactante, su vida privada al desnudo, reuniones en space de twitter, para crear una comunidad donde se alaban mutuamente o una cuenta en Discord donde se ofrecen trucos y regalos, por cierto, conformada por artistas de menor trayectoria, pero, posiblemente, con más ilusiones de formar parte de una comunidad de artistas millonarios. Se ofrecen premios, reconocimiento, trascendencia y comparan sus actividades con momentos icónicos de la historia del arte no virtual, (Sin ni siquiera una revisión crítica de esa misma iconografía) como la fundación de Museos o las más llamativas exposiciones de arte del siglo XX. Pero eso sí, hay que entregar obra, hay que mintear obras y hay que coleccionar obras de otros, en favor de esa colectividad. Es decir, como decía un personaje del programa de tv de humor Radio Rochela en Venezuela en el siglo XX «Hay que tener fé, pero hay que pagar» Y todo esto, en un terreno tan ambiguo como cruel, donde «No se sabe bien si la obra es la concreción sensible del proceso creativo o el código que la habilita para una transacción electrónica. Tampoco se comprende bien si lo que se ofrece es la codificación de una idea, un nuevo modelo de finanzas o un simple registro de propiedad. Oferta y demanda parecen ser la única regla visible. Pero de las cualidades estéticas no se comenta mucho.»(5)
Lo que quiero plantear acá es que una lectura romántica de los NFTs, en el sentido de las facilidades para el desarrollo del arte y de los artistas, es que funcionaran como un gran territorio expandido de creación y producción para el arte. Pero, en las primeras horas, a partir de cuestionarnos el programa político-económico al que pertenecen los NFTs, ha funcionado al contrario: El arte ha sido el territorio expandido del mercado de capitales cripto. O dicho de otra manera, en léxico tecnológico, en el mundo NFTS, el arte ya no es hardware (objeto), pero tampoco software (sentido, pertinencia, estética, información, conocimiento), pues éste ha sido suplantado por el software financiero.(Hype, subasta, riesgo, inversión, crypto, descentralización, etc) Y los artistas han quedado como proveedores baratos, en su gran mayoría precarizados, y por el otro lado, transformados en mercaderes que se auto explotan, en el sentido que plantea Byung chul Han; creyéndose más libres, innovadores, porque son ellos quienes deciden explotarse dentro de una “cadena de bloques descentralizada” y no un patrón “centralizado” quien los obliga. Y, además, explotan a sus colegas menos privilegiados.
El curador Félix Suazo, augura que «allí también habrá críticos, curadores y analistas que dicernirán entre lo significativo y lo banal. Entonces la «cadena» de valor (incluyendo la cuestión artística) estará completa.»(6) Contrario a lo que propone Suazo. Mi parecer, dentro de la idea del aceleracionismo, es que esto marcará definitivamente la zanja, aún ambigua y confusa entre mercado del arte y arte. Y completará definitivamente el triunfo del mercado sobre el arte, al quitarle su objeto y concepto, su búsqueda de sentido, sus enunciados críticos y sus propuestas investigativas y dejándolo desnudo frente al «me gusta» y la vertiginosa campaña de tendencias estéticas que influenciará al mundo. Por lo tanto, no quedan pocas dudas con respecto a quienes les irá mejor en este territorio: a aquellos que logren una auto expansión de su marca personal como producto influencer en la virtualidad.
Pero, también afectará el mercado del arte como lo conocemos, pues, dentro de ese aceleracionismo, se desterritorializará y decodificará para constituirse en otro territorio y códigos en el metaverso, cuyas actividades estarán mediadas algorítmicamente. Y el poder estará en la programación de estos algoritmos, entonces, volvemos a la pregunta incómoda detrás de toda tecnología: ¿cómo sería la ética de quienes desarrollan y programan estos algoritmos y a qué intereses responderán?. Pues, a saber como se están configurando los metaversos: Según Mark Zuckerberg “Imagina un mundo en el que puedas verte representado tal y como quieres ser»”(7) mas no como eres. Se monetizará la cotidianidad traducida en imágenes. El arte competirá con las imágenes de lo cotidiano y de lo absolutamente útil. Las imágenes se convertirán en instrumentos de consumo. Un consumo que nos exige rendimiento, que por consecuencia nos anestesia frente a las imágenes. Un espectáculo exponenciado que «no es conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas monetizada por imágenes»(Debord.1969).Y esa anestesia, esa pasividad frente a las imágenes y las dinámicas que las generan y las negocian se manifestará en una incapacidad reflexiva generalizada, dentro y fuera del mundo del arte, producida por la hiperproducción que plantea Mark Fischer en su texto El realismo capitalista.
No ha cambiado nada, desde que Bretrand Russel planteara la difícil relación entre ciencia, política y economía. Si la primera no logra desprenderse del influjo de la segunda y tercera, para lo único que servirá la ciencia, será para aumentar el poder político y económico. Entonces, si la raíz de los NFTs la ubicamos en un extremo del sistema económico; el especulativo y volátil, y se establece como un territorio predominante en la producción artística de los tiempos por venir, el afán estético-especulativo-rentista que ha manifestado el mundo cripto hasta la actualidad, terminará por plegar todas sus propiedades sobre el arte, es decir, la constitución de un nuevo mercado del arte hegemónico, homogeneizador y excluyente (Aumentará la brecha digital, esta vez estimulada por artistas), carente de pausas reflexivas y críticas, donde el valor será la tecnología tras el arte(contratos y cryptos) y las capacidades del artista de convertirse en influencer en la virtualidad. Y por el otro lado, quedaremos a la espera de las rutas alternas que se planteen los artistas. Dentro de ellas, yo remarcaría la figura del Hacker, como un disruptor hipertransdisciplinar que desmonte programaciones (tecnológicas, políticas y económicas) y «rompa cadenas de bloques», desde la deep internet y desde el territorio de la cotidianidad física como espacio de crítica, confrontación y con estéticas propositivas.
(1)@0xlunna, 30 de marzo 2022, How to become a millionaire, #lol, https://vm.tiktok.com/ZMNCAGaBE/?k=1
(2),(3) León Casero, Jorge, 21 de febrero 2022, Aceleracionismo: por un control proletario de las tecnologías de producción, https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/aceleracionismo-por-un-control-proletario-de-las-tecnologias-de-produccion
(4),(5),(6). Suazo, Félix, 14 de abril de 2022, NFT, BLOCKCHAIN Y CRYPTOART: REACCIÓN EN CADENA, https://es.artealdia.com/Resenas/NFT-BLOCKCHAIN-Y-CRYPTOART-REACCION-EN-CADENA
(7)Zuckerberg, Mark, 6 de noviembre 2021, El siniestro futuro que imagina Mark Zuckerberg, https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20211106/7837693/siniestro-futuro-meta-facebook-mark-zuckerberg.html
-McLuhan, Marshall. (1964)Understanding Media: the extensions of man. (Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del hombre). New York. Londres. 1964. Reeditado por el MIT en 1995. Edición en español de Editorial Paidos.
-Latour, Bruno. (1998b). De la mediación técnica: filosofía, sociología, genealogía. En M. Domènech & F. J. Tirado (Comps.), Sociología simétrica (pp. 249-302). Barcelona: Gedisa.
-Carr, Nicholas. 13 Marzo de 2019, Nicholas Carr: “Google socava nuestra capacidad de pensar de manera profunda”, https://elpais.com/retina/2019/03/13/tendencias/1552475304_151069.html#:~:t
-Flusser, Vilém.(1990) Hacia una filosofía de la fotografía, México, Ed. Trillas:Sigma.
-Williams, Alex; Srnicek, Nick (14 de mayo de 2013). «#ACCELERATE MANIFESTO for an Accelerationist Politics» (en inglés). Critical Legal Thinking, https://criticallegalthinking.com/2013/05/14/accelerate-manifesto-for-an-accelerationist-politics/
-El Hermano Cocó, Sketch del programa Radio Rochela, (1959-2011). Creado por Tito Martínez del Box, producida por Radio Caracas Televisión c.a.
-HAN, Byung-Chul (2013), La sociedad del cansancio, Barcelona: Herder Editorial.
-Fisher, Mark (2016), Realismo capitalista ¿No hay alternativa?. Argentina, Caja negra editora.
-Debord,Guy,(1967) La sociedad del espectáculo, Argentina, Ediciones Naufragio 1995
-Russel, Bertrand (1924) Ícaro o el futuro de la ciencia, España, Ediciones KRK, 2005