El «Espacio Individual» en la fotografía de Erin Lee

Erin lee llegó a Venezuela como seleccionada para la primera Residencia Internacional para fotógrafos EspacioGAF.com, en el marco del Festival de Fotografía MERIDAFOTO, el más importante del país.

Ella, de Nueva Zelanda, con un español casi perfecto, debido a sus más de tres años de vivir en ciudad de México, llegó con la expectativa de desarrollar un proyecto fotográfico que abordara el tema de las diferencias geográficas y urbanísticas en la ciudad de Mérida, donde se desarrollaría la residencia.

Desde lejos quizá era un interesante tema, que incluso me pareció novedoso para la ciudad. Pero carecía de un apoyo emocional o una narrativa. En mi primer encuentro como tutor de su residencia y para entender mejor sus argumentos para desarrollar el tema, preferí dejar que las imágenes hablaran y que su contacto con una realidad tan distante, la sensibilizaran o le movieran alguna fibra para desarrollar un tema en particular. Es así como dedicó casi dos semanas a fotografiar casas en distintas zonas de la ciudad.

«Mi idea para la residencia en Mérida empezó mas como un estudio del urbanismo en una ciudad construida en una meseta que ya no tiene opción para expandirse, y cuáles serían los problemas que genera esa situación. Quería retratar la gente que vive en diferentes partes de la ciudad, las formas geográficas de la zona y cómo eso ha afectado la manera en que viven sus habitantes.» nos cuenta Erin.

Erin Lee en MERIDAFOTO
Foto : Erin Lee

En efecto, su sensibilidad por los temas sociales, que podemos ver en sus trabajos previos, revelaron en ella que había que profundizar, pasar de la descripción de lugares o arquitecturas a narrar algún tipo de historia, que ella en su trabajo de campo fue descubriendo y la iba sensibilizando.

Es así que en nuestra reunión de revisión de trabajo sus imágenes pasan de lo genérico a lo íntimo en las fotografías, y logra involucrar ideas o emociones propias, en espacios físicos que son totalmente ajenos a su vida cotidiana. Es decir, logró identificar en el cuarto de un campesino de los andes venezolanos, una conexión con una idea que le ha venido rondando la cabeza desde que salió de su Nueva Zelanda natal, en su paso por Australia, Nueva York y ahora México y que suele afectarla emocionalmente: El espacio propio.

Por lo tanto, ya sus fotografías problematizaban  la construcción del lugar propio, íntimo. Ese lugar que te define como persona. Ese entorno humano que creamos a partir de huellas objetuales, se una habitación o una casa completa.

Erin se acercó a esos paisajes internos copados de detalles, elaborados con sensaciones, recuerdos, materiales utilitarios o decorativos, que le removían su incapacidad, durante los últimos años, y el paso por tanta ciudades, de haber construido un espacio propio, su lugar en el mundo. Ese viaje a las casas de los Andes y la captura de ellas en fotografías desmantelaron una carencia que llevaba en lo más íntimo.

«Cuando entré a las casas y conocí la gente, lo que vi fue la importancia de tener una base, la protección que ofrece un lugar con una conexión emocional, donde uno se pueda sentir cómodo y ser uno mismo»

Las fotografías que forman esta serie, hablan entonces de personas. Justamente la ausencia de ellas fortalece la idea de como en nuestro paso por un lugar, somos capaces de dejar una huella individual, que podemos observar en objetos, en el orden de las cosas, e incluso en sensaciones que la fotografía no nos permite percibir, que son los olores y las fragancias, pero que en estas imágenes de Erin, en algunos casos, podemos sentir el olor a madera o de productos de limpieza en habitaciones impecables.

Ahí esta el touch de este proyecto «Espacio individual»; contarnos sensaciones, contarnos historias de personas, que no aparecen explícitamente. Son fotografías que obligan al espectador a imaginar, a crear los personajes en función de pistas, de detalles y de huellas.