Gerardo Montiel Klint : “Estoy convencido que hay gente que ya está llegando a otras cosas que son incatalogables y eso me gusta».
FOTOCLICK #5 | Gerardo Montiel Klint
Por @mardelcastillo
Escuchar hablar de fotografía a Gerardo Montiel Klint, es como la adaptación cinematográfica dirigida por Peter Jackson de la batalla del Abismo de Helm del Señor de los anillos original de Tolkien. La velocidad de sus palabras crea la atmósfera de un enfrentamiento entre miles, de un instante caótico que no sabes si mueres en el camino o sobrevives hasta el final. En un travelling side van apareciendo sus referencias visuales y sensibilidades una tras otra, como las distintas razas de guerreros que se juntan por una de las causas. Entre los malos: sombras, oscuridad, tinieblas, misterio. Entre los buenos, luz, esperanza, amor, lucha. Y al final: la muerte.
Esta batalla entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad esta presente también en la fotografía de Gerardo. La batalla entre lo que se ve y no se ve. Acaso la oscuridad representa lo no vivido, lo desconocido. Y la luz subraya una realidad aterradora. Abiertamente él se ubica en la oscuridad para florecerla y cuestionar la luz.
Sus imágenes interpelan constantemente ese maniqueísmo, lo invierte, lo transgrede. Nos cuestiona como espectadores y nos lleva a apreciar con cierta simpatía y disfrute, el cuerpo inmutable de un cadáver (¿o no?) sobre un desierto o flotando en una charca.
“Para mi la fotografía es un terreno para trabajar metafóricamente desde y con la sombra, es decir el inconsciente, donde habita lo oculto, lo que debe indagarse, para que este se manifieste y salga a flote para nutrirse, ahí donde radica nuestro verdadero yo”. Acota Gerardo en su declaración de artista de su web.
Apertrechado de influencias pictorialistas, renacentistas, figuras literarias y de recreaciones fantásticas de sus memorias infantiles, Gerardo Montiel Klint enfrenta la realidad de un cosmomundo complejo y violento como lo es el México contemporáneo. Y lo hace no sólo como realizador visual con sus proyectos Cicuta, Ex-tenebris Lux, El monstruo, Amoníaco. etc, sino como curador de las exposiciones recientes más importantes de la fotografía contemporánea mexicana: Develar y Detonar y Todo por ver.
Nos encontramos en la tarde de un sábado en su estudio en la Colonia Roma del DF: Oscuro, paredes negras, un animal disecado, pasillos laberínticos, escaleras metálicas, una mesa provisional, dos sillas, una luz cenital, él y yo frente a frente, sin espacio para distraer la mirada.
“…todo lo que hago esta relacionado con la imagen fotográfica…”
Comencé por escrutarlo sobre las dos exposiciones donde esta presente su mirada fotográfica desde el personaje de curador: Develar y detonar y Todo por ver. Como espectador extraño, más allá de las imágenes y los discursos de los autores, en esas exhibiciones hay una intención velada de capturar el momento de la fotografía contemporánea mexicana. Sin embargo, ambas están cruzadas por líneas curatoriales muy diferentes. Una muy conmovedora, reveladora, con una narrativa impecable que se pasea cómodamente entre los discursos de las decenas de autores y otra caótica, extenuante, perturbadora, casi sin espacio para la reflexión.

Según tu experiencia como curador en ambas muestras, ¿qué están diciendo los autores en estas fotografías ?
Bueno, son dos experiencias completamente diferentes. Lo que hay en el Fotomuseo (Cuatro Caminos en México), que esta dividida en dos: Todo por ver y El Estado de las cosas, es muy diferente a lo que en Develar y Detonar que estaba en el Cenart.(Centro nacional de las artes en México) Son dos equipos de trabajo totalmente diferentes. Con el Fotomuseo trabajé con Francisco Mata que viene del fotoperiodismo y el documento o ensayo , y en Develar y Detonar trabajé con Gabriela González Reyes y Ana Casas que son autoras ambas.
No es lo que este diciendo la fotografía mexicana si no la fotografía en México. Pero en definitiva, muestran lo que esta sucediendo en el país a nivel social, económico, político, antropológico etc. Curiosamente los primeros que lo empiezan a detectar antes que escritores o cineastas son los fotógrafos. Estos se muevan a las zonas de conflicto, como la frontera sur o de lo que pasó en Michoacán con las autodefensas. Es más rápido que se mueva un fotoperiodista o un fotógrafo de esas zonas y empezar a hacer imágenes a que llegue el reportero haga un ensayo o el cineasta una película, un guión, un documental. Entonces, la fotografía en México esta reflejando en gran medida como ha cambiado el país, como esta cambiando. Hay muchas temáticas y muchos cambios significativos muy evidentes; la sexualidad, la apertura hacia la sexualidad, hay mucho hombre mirando a hombre con una pulsión erótica de manera abierta, hay mucha violencia en casa, de género, intrafamiliar, violencia por narcotráfico. Por otro lado hay otra vertiente de muchos fotógrafos trabajando sobre universos personales, como si estuvieran haciéndose a un lado de todo esto que esta pasando. También hay mucha fotografía o imagen que tiene que ver con diferentes realidades del mismo país. No es lo mismo la realidad de Chiapas que la de Guerrero, son completamente diferentes. Está lo que sucede en las clases altas de Ciudad de México con el trabajo de Carretero o con el trabajo de Ivonne Venegas. Entonces estamos viendo un crisol muy peculiar, una sociedad sumamente compleja llena de metáforas y de simbolismos donde lo que ves no es necesariamente lo que es si no lo que representa. Hay muchas lecturas de fondo.
¿Y la posición del curador ante este escenario ?
Consiste en el acierto de la selección del trabajo. Ver que autores tienen puntos de contacto y se pueda generar un discurso más panorámico. Generalmente la curaduría funciona de otra manera, se establecen unos ejes discursivos y curatoriales, a partir de eso lo pavimentas . Aquí está al revés, adecuamos mucho lo que estaba sucediendo, lo que veíamos como puntos de contacto y luego tratamos de generar un discurso más panorámico, que es otra manera de entenderlo y creo que también en ambos casos tanto en el Fotomuseo como en Develar y Detonar.
Durante mucho tiempo escuché a teóricos e historiadores, cuando yo les decía que por qué no sea hacía algo de fotografía mexicana más de fondo… Un historiador critico me dijo que era imposible, porque había tanta producción que no se podía hacer, y bueno, si quieres hacer un compendio de todo lo que esta sucediendo desde luego que no lo puedes hacer hay que segmentar, hay que empezar a ver momentos. Hay tantos y tanta imagen que se está haciendo en México que sería como ingenuo y sería como muy aburrido tratar de hacer una exposición con todos los fotógrafos.

La experiencia en el visionado de Photoespaña en el DF, me permitió conocer de cerca el trabajo y las expectativas de autores emergentes y de mediana trayectoria residentes en México. Conversé con varios de ellos en los pasillos del Centro Cultural de España y también, de una forma distendida, por las noches en recorridos por las cantinas del centro.
De esas conversaciones me quedó la impresión de la gran influencia que tiene Gerardo Montiel Klint, como docente, curador y gestor cultural en los fotógrafos en México. Al parecer, su omnipresencia en casi todos los circuitos del arte fotográfico del país lo convierten en una personalidad que es percibida con algo de ruido por algunos.
Y no en vano, el hermano mayor de los Klint, ha desplegado una tarea en torno a la fotografía muy extensa, que desborda su espacio natural, México, y llega a otros países mediante la docencia, publicaciones, exposiciones y desarrollo de proyectos técnicos como el diseño del primer laboratorio ecológico de fotografía en México, para el Centro de las Artes de San Agustín Etla, Oaxaca.
A la par de su trabajo en talleres y seminarios por universidades e instituciones, desarrolla sus proyectos fotográficos personales, que se han expuestos en múltiples países dejando su obra en importantes colecciones. Hoy día destaca como co-fundador de HYDRA, plataforma cultural, enfocada en proyectos del medio de la fotografía como exposiciones, libros, talleres, así como el microcoleccionismo de autores emergentes.
Comentabas días atrás que la fotografía contemporánea había sido sobrepasada. ¿Crees que el tema tecnológico y el transmedia ha tomado los discursos visuales contemporáneos ?
La palabra multimedia que viene de los noventa ya esta completamente rebasada. Como decía Francisco Mata, esa palabra es muy cuestionable. Porque una Ópera ya es multimedia, es canto, danza, hay libretos, entonces eso de medios múltiples hace mucho que existe y ahora lo tratamos de catalogar. Me interesa mucho la teoría de George Baker que él le llama el Campo expandido. Baker dice que en el momento en que nosotros etiquetamos la fotografía; yo soy fotoperiodista; yo hago foto ensayo, yo hago fotografía construida, o fotografía conceptual, de entrada estas poniendo un cerco y no te puedes salir de ahí, difícilmente salgas de ahí, es decir, no vas a poder explorar, experimentar hacia otras plataformas u otros lugares donde se está generando la imagen.
Durante el inicio de la fotografía se hablaban de los géneros; retratos, naturaleza muerta, paisaje, esos géneros vienen de la pintura, o sea, entiendo que es una superficie bidimensional prácticamente idéntica a la fotografía o al grabado, pero entonces asumimos que la fotografía podía hacer más fáciles realizarlos.
En este momento seguimos hablando de retratistas o paisajistas dentro de la fotografía, yo creo que se pueden llegar a otras, yo estoy convencido que hay gente que ya esta llegando a otras cosas que son incatalogables y eso me gusta más que ver una exposición que diga: el retrato fotográfico o el paisaje post moderno de la fotografía. ¡ Ya por favor !. Ya hay que empezar a romper esas cosas. En cómo y dónde hacerlo esta en cada uno, en esta cuestión de cómo reflexionar una imagen.
El otro día revisaba a un chico en PhotoEspaña y me presentó su trabajo. Lo vi y dije: ¡hijoles! pos está muy bien, pero está muy fotográfico, esto lo he visto miles de veces, perdón que te lo diga pero lo he visto muchísimas veces. Esta muy bien cumple y lo de más, pero esta aburrido, me remite a éste, éste y éste.
Entonces él estaba un poquito decepcionado y me dijo: “¿te puedo enseñar mi último proyecto que estoy medio programando en mi celular? “ Me lo enseñó y era una maravilla el proyecto, y me dijo “es que este no lo enseño porque me han rechazado de bienales, de becas, y entonces estoy haciendo otro tipo de fotos que es lo que veo que queda seleccionado”. Le dije: ¡por favor no lo vuelvas a hacer!
El mismo andamiaje, institución museística, institución jurado, institución becas, etc, espera que sigamos viendo lo mismo, lo conocido. Cuando vemos algo que desconocemos inmediatamente lo haces a un lado: “esto no lo entiendo quien sabe que porquería es”. Yo le decía al chico que debería estar contento que no lo aceptaran. Pero entra otra cosa que es la búsqueda de validación.
Que sentido tiene estar fotografiando con conceptos de hace veinte años para un resultado de hace veinte años. No le veo sentido y ¿tienes 28 años?
Pero has tocado un punto importante para el fotógrafo, sobre todo para el fotógrafo emergente, que es la validación. Poder entrar en este circuito de aceptación y de reconocimiento
Curiosamente, ahí te voy a interrumpir. Fíjate como empezaste, ahí esta el problema: “para el fotógrafo” Entonces, si empezamos así nos remite a fotografía y prácticamente estos dispositivos que tenemos (Smartphone) hacen imagen. Yo cambiaría un poquito el concepto y diría: qué pasa con estos creadores de imagen que necesitan validación…
Lo que pasa con el tema de la validación en sí, es, si lo quieres o no. Es parte de tu decisión de autor. Si necesitas el reconocimiento o no.
Tengo dudas con respecto a la validación. Desde luego que todos queremos circuitos de visibilidad, me parece. Pero hay algo de lo que estoy convencido, que lo popular no necesariamente es lo propositivo. Eso me queda clarísimo. Desconfío totalmente de las lista de los mejores. 10 fotógrafos son los mejores o 10 fotolibros son los mejores según ¿quién? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿cuándo? ¿dónde?
Intereses detrás de todo… las listas, los premios …
Pues hay muchos intereses. Yo recuerdo ir a Houston a ver galerías, y lo que vendían verdaderamente era decorativo y la galerista decía que esto lo venden muchísimo. Bueno, que sea popular no quiere decir que sea propositivo. Si a mi me llega el mismo fotógrafo que hay en la galería que vende miles de fotos de flores, literalmente, en blanco y negro con fondo negro y demás, si me las lleva a mi para revisarle, yo le diría que no funciona. Pero él me puede decir: “Pero yo vendo muchísimo” Bueno, pues sigue vendiendo entonces.
Hay autores que a mí me interesan sobre manera. Por ejemplo, hay uno mexicano que se llama Antonio Pacheco que de verdad me gusta muchísimo y es un autor que tuvo muy poca producción, es una pena. Pero estuvo muy activo a finales de los ochentas y principios de los noventa, fue mi profesor y tiene unas fotografías increíbles para su momento. La gente no las entendió. Él era quizá no el mejor para relaciones públicas y ahí quedó. Cada vez que doy clases procuro enseñar su trabajo porque a mi me pareció una persona de avanzada en su momento. Eso me interesa más y de hecho me gustaría que eso pasara más con mi trabajo… que circule por todos los lados y todos los medios y es un trabajo completamente fácil, de autor. Hay fotógrafos de México que para el exterior son como «Los fotógrafos» y están haciendo lo mismo desde hace treinta, cuarenta años. Las mismas fotos idénticas. Qué tiene de significativo eso que no evolucionen durante cuarenta años. ¿Eso es interesante? para mi no. Los escritores van avanzando, los directores de cine van avanzando, descubriendo. Lo platicaba contigo el otro día. Stanley Kubrick es para mi un fuera de serie. Empieza como fotógrafo, avanza y empieza a hacer cine y lo mismo si una película de terror que una película de ciencia ficción, que un drama, que una guerra y todo era con su punto de vista muy particular y tenía un chorro de problemas con los estudios que siempre le decían que recortara la película y él firme …bueno su primera película que no fue tan taquillera también es una joya.
Entonces, esta cuestión de querer el éxito, la validación. ¿Hasta que punto?
El tema de la validación es un tema delicado, hay muchos colegas o alumnos que su preocupación es entrar a un galería. De hecho en PhotoEspaña te preguntaban directamente cómo hacían para entrar a una galería. Hay como una apresuramiento en mostrar más que en desarrollar.
Le preguntas a la persona equivocada. Te explico. Siento que mucho del trabajo personal que yo hago, o más bien, todo el trabajo que hago le da sentido a mi vida. Es una necesidad que tengo por hacer imágenes, lo que menos pienso es que mis imágenes son un producto. Entonces, si no siento yo que mis imágenes son un producto, cómo pretendo llevar ese producto a una galería, que es como un escaparate donde se venden productos.
Entiendo que me digas que no eres la persona indicada, pero Gerardo Montiel Klint es una referencia de la fotografía contemporánea mexicana
Pregúntame cuantas galerías tengo
Por eso te pregunto. Ser una referencia nacional e internacional sin aspirar a estar en el circuito de galerías. Esa posibilidad que representa que un trabajo trascienda sin la necesidad de pasar por el negocio del arte.
Para mi fue muy claro desde el principio. Suena como un poquito extraño esto que en verdad para mi es una necesidad. Hacer esas imágenes. Y es una salida, un escaparate, un autoconocimiento y demás. El tipo de imágenes que hago no veo como alguien las pueda tener en la sala de su casa. Yo si, pero no veo como alguien pueda tener una mujer decapitada en su sala, que está como gateando y chorreando sangre.
El otro día platicaba con un curador de otro lado y le enseñe mi trabajo y me dijo: “eso esta fuertísimo y no lo puedo mostrar”. Es como muy curioso. Si realmente me voy a censurar para hacer un trabajo que se pueda mostrar en una galería o se pueda mostrar en una feria de imágenes para que alguien la pueda tener en su comedor porque combina con sus sillas, entonces, creo que yo estaría en el lugar equivocado. Yo por eso hago fotografía por encargo, es decir, fotografía comercial, que lo hago mucho también con mi estilo, o sea, tratamos Fernando (Su hermano) y yo, que estamos asociados, tratamos de que nos contraten por el estilo que tenemos. De eso vivimos prácticamente. Y eso a los dos nos da la libertad de hacer nuestro trabajo personal como queramos. No estamos mordiéndonos la uñas de decir “híjole, ojalá vendamos esta serie porque si no se vende no se como voy a pagar la renta”
Mi primera serie, que empecé en el noventa y cuatro, noventa y cinco llegué a un PhotoFest (Houston), mi primera revisión de portafolio en mi vida, pongo las fotos y a los diez o quince minutos de la revisión, María Inés Sicardi que tenía la Sicardi Gallery me dice: “me vas a dejar unas copias y vamos hacer contrato. Yo te voy a manejar” Y yo así como: ¡de verdad! Llevaba como dos años haciendo fotografía y me empezó a vender muchísimo, siempre me decía: más copias, más copias. Y yo le mandaba y le mandaba y de repente un día dije ya no quiero hacer esas fotos. Quiero experimentar otras cosas. Entonces, se lo dije a María Inés. Y me dijo : “si estamos vendiendo muchísimo, no puedes parar ahora”. Ahí es donde me vino el conflicto. ¿Qué hago? sigo por acá que es lo que quiere la galería o realmente hago lo que yo quiero hacer, que por eso me metí a hacer fotografía.
Nos enfrentamos a un autor meticuloso, apasionado, estructurado. Un taxidermista de la imagen. Detrás de cada fotografía se cuentan varias páginas de libretas de anotaciones, de investigación y de referencias de todos los ámbitos humanos, desde lo científico, político, social y artístico.
“En la obra de Gerardo Montiel, el asombro se desencadena a partir de la exploración de aquello que nos resulta grotesco y terrible.” Sentencia Salvador Alanís en un texto sobre el trabajo del autor en el fotolibro “De cuerpo presente”
En tus imágenes esta la presencia de la muerte. De una u otra forma. ¿En cuál momento eres consciente que ese es tu tema y comienzas a problematizarlo ?
Curiosamente no siento que la muerte sea mi tema. Más bien es como el inconsciente. Lo que está oculto en el inconsciente, que es parte de nosotros pero está ahí alojado atrás. Me refiero como voz. Trabajo mucho con metáforas y la metáfora para mi es más importante. También con la sombra. Es decir, el inconsciente como metáfora mediante la sombra. Que es contra lo que nos han enseñado, que es trabajar con la luz, capturar la luz, tener una correcta exposición para tener bien la luz. Filosófica y metafísicamente es una cosa completamente diferente. Me interesa la sombra, es lo que da volumen a nivel fotográfico y al mismo tiempo es lo que está oculto. Me interesa el lugar donde radican los conflictos. No es que yo problematice con respecto a la muerte, si no que es de esas partes que están en el inconsciente, el conflicto, el duelo, lo que no está resuelto. El problema no es con la foto, el problema es conmigo mismo. Para mí es lo catártico lo interesante. No me da pena decirlo. Es estrictamente autobiográfico cien por ciento autobiográfico
¿Hasta dónde tiene que estar el autor en su imagen?
El cien por ciento
Te lo pregunto, porque entre muchas formas de contar la historia de la fotografía una de ellas puede ser a partir de la consciencia del autor, como individuo, con una subjetividad presente en el tema y la imagen.
Si vas a hacer un tema documental, por ejemplo. ¿Por qué lo haces?. Porque te paga un medio o porque realmente es un tema que te toca y te provoca. Quieres hacer un ensayo, ahí estas tú y estas respondiendo ante un estímulo y ahí estas tú el cien por ciento si realmente lo asumes. Si vas solamente como un operador de cámara tomando siete fotos bien expuestas y ahí estas, es muy diferente a meterte a la historia entender que esta sucediendo porque te esta provocando ciertas cosas y empezarlo a fotografiar desde ti no desde un dispositivo. August Sander, el fotógrafo alemán, que hacia retratos aparentemente muy objetivos, tenía una obsesión por fotografiar todos los estratos sociales. Y desde cómo ubicaba la cámara, estaba él. Él estaba en esas imágenes aún cuanto digan que la fotografía alemana es fría y distante. Para mi no lo es. Queda muy claro lo que hace Thomas Schütte o Thomas Demand con estas instalaciones impresionantes hechas con papel, es una obsesión por modificar la realidad, por entender el medio, por reflexionar acerca del medio y demás, que me parece fascinante. Por eso le llamamos autores, porque le reconoces en sus obras. Como también en literatura, en el cine. Lars Von Trier con todo lo que habla en sus películas, la verdad a mi me fascina, porque me ponen en crisis, te provocan algo. Está Haneke (Michael). ¡Híjole! ves sus películas y es como que vas sufrir, pero eso a mi me gusta. La vida también es eso, es drama. En el teatro griego la vida es drama.
A mi me gusta trabajar en el inconsciente, en la oscuridad. Cómo detectar la felicidad si no conoces el otro lado. A mi si me mueve ese tipo de conflictos.

¿Qué tan importante es esa influencia del cine, la literatura a la hora de afrontar tu proceso o tu próxima imagen ?
Mucho. Mi gran influencia y referencia es la literatura. Ahí parto yo. En los últimos años lo que veo menos es fotografía, es decir, es mi medio, es lo que me gusta hacer pero no consumo tanto como antes. La pintura también, yo creo que por eso es tan pictórica mi foto. Pero desde pequeño la literatura siempre fue algo que me ponía a volar la imaginación. La música. Me llevaban mucho a conciertos. Pero la literatura sin duda. Ponerle rostro, ponerle gestos a lo que yo iba leyendo eso me parecía muy interesante. Empecé a hacer una serie que se llama “Primeros apuntes para una teoría del infierno” en el 2009 y mi idea era hacer como una especie de homenaje a Farabeuf , esta novela de Salvador Elizondo que es la de Crónica en un instante. La volví agarrar ahora en un viaje y encontré tantos puntos de contacto, hay tanto de esta novela en lo que estoy haciendo, pero tanto, que ya se me había olvidado. También es muy importante señalar que no es que yo este haciendo una ilustración de la novela si no que realmente para mi es como motor de ideas y a partir de ahí todo se empieza a detonar. A mi me gusta mucho trabajar desde lo que va apareciendo, por decir, traigo una libreta de apuntes y hay veces que pueden pasar, no te miento, hasta diez o doce años entre lo que lo escribí y hago la fotografía, así como se me acaba de ocurrir algo e inmediatamente la hago, hay una cuestión que de repente fluyen solitas y hay otras que no.
Acabo de hacer un trabajo en el Amazonas y tuve un proyecto, no se si llamarlo documental, pero ya no eran esta puestas en escena con personajes. Aquí eran retratos directos con gente.
¿Y cómo llevaste esa confrontación interna?. ¿Hay una contradicción de autor?
Me gustó muchísimo y además era muy curioso porque fui con un grupo de fotógrafos y yo no hablaba con los fotógrafos. No quería saber nada del mundo fotográfico, no quería hablar de cámaras ni de referencias, al contrario, me empecé a mezclar con la gente del lugar, a platicar con ellos y era como si hubiera cambiado por completo, como si hubiera sido otro momento de mi vida. Y eso para mi fue muy significativo. fotografié como nunca, cincuenta placas, que para mi es como la producción de casi tres años. Rollos de ciento veinte tome como seis, tome dos mil trescientas fotografías con el celular entre fotos y videos en once días. Fue una cosa de adrenalina y fotografiar todo. yo me decía: de verdad ¿quiero fotografiar aquél árbol?. Sí, si lo quiero fotografiar. Era una necesidad de fotografiar un árbol, una luz de tormenta junto al río Amazonas. Lo tengo que hacer y ¿sabes que me di cuenta?. Hace muchísimos años quería ir al Amazonas por una historia medio de amor con una novia con la que yo tuve una relación muy estrecha y los dos habíamos quedado de ir al Amazonas juntos. Termina la relación y guardé eso en la cabeza. Ya no más. Y es curioso, cuando sale el viaje, esta ex novia, que no había visto en quince años, aparece de repente otra vez y dije: oye, que padre si siempre quisimos ir, yo tampoco nunca fui, entonces, al final no se trataba del Amazonas, ni del árbol, el proyecto se trataba del deseo y hay un termino alemán para esto, el arte de cuando tu realmente deseas algo y saber que no es el momento entonces voy a aplazarlo. Es como alargar es…
Es como alargar el orgasmo ..
Ándale si. Entonces al final el proyecto para mi era del deseo. Veía este árbol y es que lo quiero fotografiar, pero es un árbol, pero lo deseo fotografiar. Luego conocí a unas chicas que eran las dependientes de un billar y vendían cerveza y les hablé para hacerles unas fotos. Porque también deseaba. Cuando antes ni lo pensaba, las habría visto y ahh está bien una foto y ya. Pero ahora no, las abordé y les dije: oye, te quiero tomar una foto, a que horas sales, a que horas hacemos la cita, voy a poner aquí la cámara 4×5, etc. Lo hice porque, repito, era esta cuestión de deseo y al final me di cuenta que la selva me estaba hablando del inconsciente, de esta parte oculta de muy atrás, de dejar atrás, de dejar de ser tan esquemático. Para mi fue muy significativo este proyecto, es un lugar que yo había querido estar desde hace más de quince años y de repente estar ahí y sentir que ese lugar estaba hecho para que yo estuviera ahí.

La fotografía como sentido de vida esta totalmente mezclado .
Para mi es eso. Hay algo que no te he dicho, y es que casi toda la gente que he fotografiado en mi trabajo personal, toda absolutamente toda, es gente muy cercana. Tengo fotos de mi hermano pequeño desde que tenia cuatro años hasta ahora que tiene veintidós. Lo he ido fotografiando, he visto como ha ido creciendo, pero no es el álbum familiar de fotografía. Si no que es mi trabajo personal. Tengo amigas y amigos que he fotografiado a lo largo de los años. Mis exparejas también han estado ahí. Entonces, esto que me decías que con las referencia podías entender mi trabajo, yo creo que más bien con mis fotos podrías entender mi vida. Suena un poquito raro, mi vida esta ahí, es una línea de tiempo y además es una línea de como se ha ido transformando y quienes han desaparecido por completo de mi vida y en ese mismo sentido creo que he estado siempre fotografiando para la pérdida, es decir, siempre he estado fotografiando para prepararme para la pérdida de todas esas personas.
Es decir, la muerte…
Puede ser la muerte, el abandono o el cambio. Y también para mi algo que me queda muy claro es que yo no soy quien era hace una semana, no soy quien era hacer dos meses, entonces uno va dejando de ser. Vas perdiendo parte de tus rasgos y vas ganando experiencias. También vas perdiendo miedos, inseguridades, stress. Eso para mi es muy significativo. Siento que ahí es donde engancho con el trabajo de otras personas, cuando veo que si hay una relación entre su yo y lo que están haciendo.
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