Nada nos sorprende

“Y a partir del habla común y sencilla es perfectamente posible escalar paulatinamente, en el proceso de socialización, hasta llegar al manejo de estructuras lingüísticas sofisticadas…”

Roger Bartra

Ante la sobreproducción de imágenes que existe en estos tiempos, particularmente de fotografía, me parece que cada vez resulta más complicado que imágenes individuales, singulares, logren trascender.

Sé que parece contradictorio, sobre todo viniendo de alguien que se asume como fotógrafo, pero no es así. En el proceso creativo de producción autoral, no sólo en el mío sino también en el de algunos colegas que he podido observar y seguir, me he percatado que nadie está buscando una sola imagen. Por el contrario, se desea que a partir del uso de varias imágenes se logre comunicar el discurso propuesto por el autor. Se aspira a la construcción de una sintaxis, de un orden y una relación entre las fotografías para “decir algo”.

Dicho esto, considero que las imágenes singulares, individuales, únicas, pertenecen al terreno del fotoperiodismo en donde la captura de un momento extraordinario es lo que le da valor a una instantánea. Pero esa imagen, la mayoría de las veces, queda supeditada a un contexto, a un canal de difusión y distribución. No obstante que algunas fotografías podrían llegar a insertarse en un contexto distinto, como por ejemplo el mundo del arte, ahí está el caso de Luc Delahaye que comienza su carrera como fotorreportero y actualmente continúa trabajando temas de interés noticioso pero con una cámara de gran formato y exhibiendo en galerías.

Luc Delahaye, exhibición
Luc Delahaye, exhibición

Insisto en que cada día es más complicado que una sola imagen perdurare en el imaginario colectivo, se mantenga presente con el paso del tiempo, se estudie y critique como, por decir algo, la imagen de 1945 Raising the flag on Iwo Jima (Alzando la bandera en Iwo Jima) de Joe Rosenthal.

Joe Rosenthal,Raising The Flag Over Iwo Jima
Joe Rosenthal,Raising The Flag Over Iwo Jima

La cual se convirtió en un ícono de la supuesta victoria de Estados Unidos en la segunda guerra mundial (digo supuesta victoria porque, como sabemos, quienes ganaron la guerra fueron los soviéticos), convirtiéndola en monumento y símbolo de los gringos, al grado que en años recientes su historia fue llevada a la pantalla grande bajo el título Flags of our fathers (La conquista del honor, en México) por parte de uno de mis directores favoritos, Clint Eastwood.

En el caso mexicano, una imagen que es un símbolo del abuso del poder presidencial y de la actitud de enfrentarlo, es la fotografía de Juan Miranda en la que, consumado el llamado “golpe a Excélsior” en 1976,  Julio Scherer García salió de las instalaciones del diario acompañado por sus colaboradores dispuesto a fundar otro medio de comunicación. Esta instantánea forma parte de la historia del periodismo en México.

Juan Miranda, Golpe a Excelsior
Juan Miranda, Golpe a Excelsior

Sin embargo, los tiempos han cambiado, los hábitos de consumo son otros. A la fotografía ya nadie le cree, su poder documental en el ánimo de la gente pierde terreno ante la utilización de dispositivos móviles y el abuso de herramientas digitales de edición. Actualmente, el ciudadano no necesita esperar a que se publiquen diarios y revistas o que inicie el noticiero, la información circula de manera inmediata por internet. Por eso es que veo difícil que una imagen trascienda, ya nada nos impacta, nada nos sorprende.

La fotografía se ha convertido en un medio de masas como nunca antes y quizá por eso es que la misma fotografía pierde fuerza, singularidad. Ahí están los concursos de fotografía, como la bienal de fotografía en México, que en su pasada edición, la número 16, recibió 629 portafolios del mismo número de autores, para dos premios de adquisición. 0 el World Press Photo, el certamen de periodismo más importante del mundo, en el que en 2015 participaron 5 mil 692 fotógrafos de 131 países, que en total enviaron 97 mil 912 imágenes para competir por los tres primeros lugares de 10 diferentes categorías y el premio World Press Photo of the Year, para la fotografía de año.

En este contexto, si la imagen fotográfica quiere sobrevivir en el siglo XXI debe abandonar el siglo XX y reinventarse. El medio ya no le pertenece al gremio de los fotógrafos, aspira a convertirse en lenguaje, para lograrlo necesita de autores que lo escriban, pero también de miradas que lo entiendan más allá de la sorpresa de una imagen única.

Guillermo Serrano

Laboratorio de Arte y Fotografía.