Breve reflexión en torno al fotolibro y archivos fotográficos.
Hace tiempo asistí a una conferencia en la que se quedaron unas preguntas
abiertas: ¿Las colecciones privadas y/o archivos deben seguir operando de la
misma forma? ¿Las bibliotecas deberían seguir vigentes? Tengo muy
presente estas preguntas, pues, soy una persona que observa fotografía por
diversos medios, más ahora que manejo una plataforma de difusión. En su
mayoría es a través del formato digital, incluyendo las redes sociales, y sí,
creo que estos medios condicionan mucho la percepción que se le puede dar
a una imagen.
Cuando se cree que se ha visto todo, realmente no se ha visto nada.
Últimamente he pensado en lo que puede simbolizar un fotolibro, me he
encontrado con diversas editoriales independientes como trabajos y aún así
siento que no termina, pero ¿Porqué el realizar un libro no está en mente de
l@s fotograf@s actuales?. El fotolibro viene a materializar la imagen, a decir
puedes tener la colección completa y puedes darle movimiento, pero un libro
no se abre, hasta que otras cosas se cierran. La dinámica es sencilla, el libro
puede formar parte de un catálogo y presentarse en alguna feria
especializada, alguien lo adquiere, y pareciera que aunque a veces sean de
tiraje limitado, siempre serán perenes. El modelo de biblioteca ejerce la
conservación del libro, mismo que puede ser visto por cuantos quieran; pero
¿cuántas bibliotecas hay afuera que funcionen para los fotolibros?
Sinceramente lo desconozco, creo valdría la pena pensar en ello.
La catalogación de un fotolibro no difiere tanto a la de un archivo fotográfico,
pero tienen características que los separan. Pensando en las preguntas de la
conferencia, considero que la circulación de una biblioteca se vuelve
complicada, tanto como la colección privada de un archivo; el individuo debe
acercarse, ¿cuál sería su incentivo para hacerlo? Si se hace un análisis al
modo de operación de ambos, podemos decir que ya no deberían ser
vigentes, que deberían adaptarse al estilo de vida e intereses del individuo.
Sabemos que ambos suplen ese sentido de pertenencia, de materialización y
de recuperación, pero desconocemos su localización.
Actualmente cada uno de nosotros genera un archivo (digital) entre carpetas
y discos duros; un día alguien me dijo que lo digital moriría, no me causó
conflicto, simplemente me cuestioné ¿qué estoy preservando?. Por lo
general, los archivos fotográficos se construyen por su valor y posterior su
contenido, son bajo una clasificación constante, que sin embargo, el
despertar el sentido de recuperación se vuelven completos. Las instituciones,
terminan por ser los veladores, más que propietarios. Pues difícilmente he
visto la invitación a conocer un archivo, y llamo invitación, porque se ha
acostumbrado el generar una al momento de un evento cultural-artístico.
Esta necesidad de transcendencia no suelta, los archivos vienen a indicarnos
como arruga el tiempo. Se nos ha dicho que la fotografía es palpable, es una
autoayuda para recordar, que vivirá más de 100 años, pero poco se dice de
cómo será localizable. Quizás sería necesario despertar ese sentido
arqueológico en cada uno, para salir a buscar una imagen, para despojar más
que polvo. En este momento en que lo digital abunda, no queda más que
reflexionar el cómo adaptarse, pues la fotografía estará ahí, siempre.
FOTO DE PORTADA
© Vista desde la ventana en Le Gras (Point de vue du Gras) Joseph Nicéphore Niépce,Junio 1826. Primera fotografía en la historia (que se conoce hasta ahora) conservada en Harry Ransom Humanities Research Center en la Universidad de Texas en Austin
Mini Universos: El mundo que habita en la mirada.
Cuando vemos la realidad por medio de una cámara, intentamos ver lo que nos rodea; pero qué hay de los mini universos que habitan individualmente en cada mundo.
Hasta ahora, se ha señalado que la fotografía viene a representar modos de ver, realidades alternas y cuestionamientos sobre lo verdadero. También se ha puesto en mesa la discusión de cómo estamos condicionados por la cámara, qué tanto observamos a través de ella. Cuando somos conscientes de la imagen que se crea, estamos activando todos los sentidos, es decir, estamos sintiendo la imagen y lo mismo cuando somos solo espectadores.
Había pensado alguna vez en vaciar la mirada. Para meditar en la imagen, digamos que tendríamos que generar un ritual tan cíclico como básico: hay que vaciar el cuenco (ojo), para que se llene cada vez más y con esto sumar grados de consciencia.
Aquí no se observa sólo la imagen, aquí se medita en la imagen.
Las posibilidades de ver, aumentan cuando los referentes dejan de existir. Y poco a poco, emergen más las experiencias estéticas, se convierten en un estado. Por ejemplo: el concepto de lo bello, ya no es sólo un canon que determina a un objeto, se convierte en un estado del alma y del cuerpo. Piensen en cuando tienen miedo, esa sensación en el estómago, la aceleración en el pecho, una gota de sudor recorriendo la piel, lo físico y lo emocional, sucede al mismo tiempo, así sería con cada experiencia, porque la imagen detona y la mirada lo siente.
Uno de los fotógrafos que admiro es Masao Yamamoto. Cuando el alma no se aquieta, recurro a sus imágenes. ¿Porqué? La respuesta es simple, hay una fragmentación del tiempo, sus imágenes generan esa concentración en el aquí y el ahora, aumenta la imaginación y los sentidos se agudizan, simplemente me sobrepasa. En su obra Yamamoto hace una recolección de mini universos; para entrar en ellos haría falta conocer el concepto de miniatura, que alguna vez Gaston Bachelard generó en su obra “La poética del espacio”[1989]. Para Bachelard, “La miniatura es uno de los albergues de la grandeza”p.192 Y es justamente que estamos acostumbrados a las impresiones grandes; que en vez de acercarnos nos invitan a alejarnos, aunque se les observe, no se ejerce la acción de adentrarse, de ir a buscar. Aquí en sus imágenes la poesía juega, hay que tener cuidado, pero adelante, se puede entrar con confianza.
El trabajo de Yamamoto, hace justamente un grado de consciencia: movimiento y silencio. Hace que tratemos de observar más y ver menos.
La imagen puede ser un grado de consciencia en despertar ante nosotros.
El saberse mirado y al mismo tiempo el saberse observador o voyeur del mundo, es una transición y conexión, las imágenes vienen a recordarnos las conexiones en nosotros. “Sólo podemos decir tautológicamente ‘Veo lo que veo’ si negamos a la imagen el poder de imponer su visualidad como una apertura, una pérdida – aunque sea momentánea- practicada en el espacio de nuestra certidumbre visible al respecto. Y ciertamente es desde allí que la imagen se vuelve capaz de mirarnos” Georges Didi – Huberman. Lo que vemos, lo que nos mira [1992]. La imagen puede ser un grado de consciencia en despertar ante nosotros. El trabajo de Albarrán Cabrera, recae en esto. Sus universos vienen a reflejarnos que existe un orden dentro del caos; cuando sucede un derrumbe, también hay armonía dentro del mismo, las réplicas de ondas en un lago a causa de una gota que cae, son espejos de latidos que bombean y se repiten.
Con Albarrán Cabrera, puedo encontrar una perfecta sincronización de miradas. “Un día Krishna abrió la boca y en ella pudo verse el universo entero” esto es lo que los fotógrafos fueron a observar, lo que quisieron decir con su serie “The mouth of Krishna”, esto es lo que nosotros observamos y esto es lo que nos observa.
Cuando estamos por accionar a fotografiar algo, poco nos percatamos que ese algo ya nos estaba mirando, ya nos estaba hablando desde lo lejos. Podríamos intuir un instante fenomenológico en cada relación que tenemos al momento de hacer una imagen.
Existe una eterna regresión que puede traducirse en seguir avanzando.
"The Splitting of the Chrysalis & the Slow Unfolding of the Wings" de Yorgos Yatromanolakis habla de su regreso a casa, una nueva búsqueda de volver a existir. En Walden [1959] Henry David Thoreau señalaba ese acto de reencontrarse nuevamente. Thoreau, se alejaba para verse en relación en que observaba la naturaleza. Existe una cierta similitud de esta acción en el trabajo de Yorgos, en su serie hay una búsqueda, un camino, que trae consigo una cosmología, leyendas, mitos, tiene un ritmo acelerado; como cuando se corre y no se ve por completo, pero llega un momento en el que te detienes y lo que se había quedado atrás te alcanza y sobrepasa, te impulsa a volver a correr de nuevo, la pregunta sería ¿hacia qué dirección?
Cuando se dirige la mirada hacia atrás, hay momentos que se despiertan, temblores internos, y para afrontarlos, se vuelve a coexistir en ese lugar e instante en el que emergieron.

Para meditar en la imagen existe la noción de: movimiento y silencio, observación, transición y conexión, por último emerge un reconocimiento de constante regresión. Podría decirse que una imagen debe cumplir con opuestos y afirmaciones, como el caos y el orden; ambos se necesitan para existir. Si nos enfocamos un día en meditar en la imagen, podemos ser cada vez más conscientes de nuestro hacer fotográfico. “Arbus tomaba fotografías para mostrar algo más simple: que hay otro mundo” Susan Sontag. Sobre la fotografía [1977] Puede que la imagen vaya un paso adelante o puede ser que nos alcance y llegue con una gran carga, en nosotros está el cómo vamos a observar y cómo vamos a interpretar, ese mundo a través de la mirada, y después cómo vamos a adentrarnos más en mini universos.
“…basta que una persona gire sobre sí misma, con los ojos cerrados, para que se sienta completamente perdida en este mundo.- Todo hombre tiene que consultar la brújula cada vez que despierta, lo mismo si es de un sueño, que de un estado de abstracción. Sólo cuando estamos perdidos, cuando hemos perdido el mundo- empezamos a encontrarnos a nosotros mismos, nos damos cuenta de donde estamos.” Walden [1959] Henry David Thoreau, p 179
¿Hasta cuándo seré emergente?

Quiero encontrar el significado de la palabra “emergente” específicamente dentro de la industria fotográfica ya que es algo que define muchas convocatorias. Por el momento, no hay éxito, pues resulta que todo lo referido a “emergente” es para cierto rango de edad. “Si usted tiene entre 18 – 35 años puede participar en la convocatoria” me parece un rango muy amplio, y sí para la industria hay edad pero, ¿porqué se usa tanto está palabra?. La mayoría de los reconocimientos actuales buscan al fotógrafo(a) emergente del año pero cómo se puede comparar alguien que inicia su carrera con alguien que tiene más trayectoria y a ambos se les llama de la misma manera, creo son características o más bien enigmas sin resolver. El año va iniciando y la avalancha de convocatorias empiezan a caer, y por eso hay que pensar lo que significa “ser emergente”.
Cuando un fotógrafo inicia sigue un proceso muy básico, que después toma un rumbo más personal; es cuando se puede decir que ya se ha experimentado lo suficiente para tener en claro un statement como fotógrafo y/o artista. Siguiendo un poco desde la perspectiva del fotógrafo, existen también dos categorías dentro de lo emergente el amateur y el profesional. Al igual no se encuentra bien definido qué es cada uno; ya que se ha denominado como profesional a ser alguien que su principal entrada económica es su trabajo fotográfico, olvidemos si hay talento o en su caso una propuesta visual. Sin duda las convocatorias no son claras, las explicaciones sobre proyectos seleccionados tampoco, pero el panorama no es malo, simplemente debe mejorarse.
Dentro de esta ola de parámetros indefinidos, quisiera que pensaran en la ventaja que esto trae, pueden cuestionarse el porqué y para qué hacen sus imágenes. En lo personal llevo un rato presentándome en convocatorias y algo que no me permito es hacer una imagen para encajar para ser seleccionada. Entiendan cada año surge una convocatoria o festival nuevo y hay de todo para todos, por ahora es difícil que se puedan mostrar las diferencias entre una imagen bonita y una imagen de concurso, pero creo para allá vamos o al menos se intenta.

¿Hasta cuándo seré emergente?
Hasta que te lo permitas. Sostener una cámara y tomar fotografías no son acciones para clasificarte en amateur, profesional o cualquier otra etiqueta. La industria siempre pondrá un parámetro, pero ¿cuál es el de ustedes?. El fotógrafo busca, experimenta, rompe y construye. Las convocatorias son parámetros, el punto es qué tanto quieren encajar en ellos. Uno de los consejos más grandes que me han dado es defender el estilo que intentas crear, lo que quieres decir, eso no te ayudará a encontrar el hilo negro (es más quién inventó eso) pero te acercara a lo desconocido.
Creo que la palabra emergente debería de ser cambiado por autentico. La autenticidad, para mí, es aquella que es transparente y directa, la que se muestra tal y como es, que no debe cambiarse y que por lo mismo es aceptada, es reconocida, se le da su tiempo de apreciación.
Entiendan un jurado estará conformado por editores, fotógrafos, curadores, coleccionistas y galeristas, todas estas personalidades buscan algo distinto, ven las cosas desde su postura, su rol. Alguno de ellos un día verá lo que ustedes quieren decir, pero para eso hay que alzar la mano y mostrarse tal cual. Si crees estar listo para mostrar tu trabajo a un concurso, por favor no te quedes con el logro de escuela, experimenta y rompe, rompe, rompe, ¿porqué la ruptura? Porque surgen ruinas y de esas se construye, porque ya no quedan trazos ni guías firmes, porque así podrás descubrir y crear. Si piensan que me voy muy poética, les dejo unos consejos para prepararse ante un concurso:
1. Comienza cada serie con la imagen más fuerte. Las siguientes deben dar un ritmo sin perder fuerza
2. Evoca una emoción; cliché pero somos sensibles, reaccionamos ante sentidos y emociones. Una imagen que impacte.
3. Cada proyecto o serie dará más sentido a lo que buscas con tu estilo, si presentas varios proyectos o imágenes individuales.
4. Se honesto contigo
5. La edición es siempre importante. Debe ser claro para todos.
6. Rompe y construye. Sí, vuelvo a repetirlo, romper también con lo que uno mismo se plantea, no quedarse estático.
Quiero terminar diciendo que aunque el rango sea amplio, hacer fotografía es un proceso largo de experimentación, así que creo se puede equilibrar lo que se determina como emergente. A veces pienso que lo que se selecciona y se exhibe, no es el final, es un proceso. Ser Emergente en dado caso es eso, el que se encuentra en un proceso para después ser auténtico.

Mujeres haciendo Fotografía
La mujer siempre ha estado presente en la
fotografía, desempeñando distintos roles, pero en el texto quiero hablar de
cuando se encuentran detrás de la cámara. Históricamente, la mujer ha tomado
fuerza y protagonismo en la escena fotográfica, pero ¿qué sucede actualmente en
la industria?
La
industria fotográfica en la actualidad
Para referirme temporalmente pongo sobre la mesa sucesos
desde el 2016 en el que plataformas, revistas, colectivos e incluso festivales
empiezan hacer categorías para la participación exclusiva de fotógrafas, como
el archivo colectivo “The Family of no Man” por Cosmos Arles Books o el Women’s
Grant por PHMuseum, y no significa que antes en una convocatoria general no
existiera interés, lo que sucede es que, poco ha sido la importancia por
difundir o promover las obras hechas por mujeres.
¿Porqué invertir en las mujeres? Justo creo es una
pregunta que se han hecho para concretar eventos. La escena fotográfica es
complicada; entre la critica y el coleccionismo, en los que ambos necesitan de
la apreciación y reconocimiento, dentro de este escenario, ¿cuál ha sido la
demanda por el género femenino? y ¿desde cuándo empezó a tomar fuerza?. Quiero decirles que si hablamos de invertir, es
necesario invertir tiempo en el reconocimiento hacia los trabajos de las
mujeres. Sucede que propuestas como la décima edición de Organ Vida Festival
(https://organvida.com), enfocada a la postura de la
mujer actual, generó 350 entradas de proyectos de 49 países alrededor del
mundo. No obstante, las curadoras del festival: Mariana Paulenka y Lea Vene ganaron
el premio de curaduría – exhibición del año 2018 otorgado por “The Lucie Award”
considerado como el evento anual que honra los mejores logros dentro de la
fotografía. Entonces, la inversión ya no queda solo en las fotógrafas.
Por otro lado, los colectivos y plataformas
empiezan a generarse y llamar la atención, como la plataforma Mujeres Mirando
Mujeres o el primer llamado de fotógrafas en México, accionado por Eunice
Adorno, Koral Carballo, Maya Goded, Zahara Gómez y Sonia Madrigal.
Si las mujeres están observando y apoyando a otras
mujeres, entonces es el momento de actuar y seguir trabajando. Dentro de las plataformas
que vengo a compartir, quiero presentarles mi proyecto que se suma a está inversión
de apreciación y difusión, mismo que nace a través de mi experiencia por
confiar mi trabajo a colectivos, sitios y festivales, como los que he
mencionado previamente.
FEMgrafía
FEMgrafía es un espacio que promueve el trabajo de
fotógrafas de América Latina y habla hispana, ofreciendo un portafolio
colectivo, cobertura en eventos de las fotógrafas (media partner) y curaduría,
utilizando diversos medios. FEMgrafía quiere ser un archivo colectivo en busca
de espacios abiertos digitales; creando un vínculo con más plataformas y
colaboradores, aspirando a crear una comunidad.

Archivo de
FEMgrafía / Instagram: @femgrafia
Creer en lo virtual como seguro es una base para romper
con barreras geográficas. Mi posición al crear este espacio es por mi
compromiso que tengo con la fotografía, no sólo con mi trabajo, sino con la
conversación que se genera; #hablemosdefoto ha sido parte de mi visión, ya que
para mí la fotografía es un lenguaje universal y está visión también es parte
de FEMgrafía.

Fotos: ©Venus
Disturbed, ©Sheila Campbell, ©Natalie Fernandez, ©Teresa Verso, ©Lucero
Maldonado ©Angie Ávalos, ©Marlene Romero, ©Sofía Scalzo, ©Adela Gonzalez, ©Mire
Viveros / Archivo de FEMgrafía
Para seguir el trabajo de fótografas en Instagram se encuentra como @femgrafia (https://www.instagram.com/femgrafia/) en LinkedIn (www.linkedin.com/company/femgrafia) y en Tumblr (https://femgrafia.tumblr.com)
(www.linkedin.com/company/femgrafia) donde comparte contenido de la dinámica
“Se encuentra”.
Fundación Fotógrafas
Latinoamericanas
Fundado
por dos fotógrafas colombianas, Fernanda Patiño y Lorena Velasco. Surge a
inicios de 2018 como una plataforma interactiva en redes sociales en donde los
talentos emergentes cuentan con la oportunidad de exponer su trabajo y ser
visibles,
la intención de promover y
visualizar el trabajo de fotógrafas emergentes de Latinoamérica, fue el motor.
Su cuenta de Instagram se consolida como la referencia visual principal, con
más de 7 mil seguidores bajo el usuario de @fotografaslatam (https://www.instagram.com/fotografaslatam/). La
plataforma se enfoca en destacar, compartir y acompañar a todas aquellas que
han hecho parte de la iniciativa con el fin de potenciar su difusión, promover
el crecimiento profesional y generar espacios de aprendizaje e inspiración. En
2018 se convierte en Fundación, ahora bajo el nombre de Fundación Fotógrafas
Latinoamericanas.

©Las imágenes
pertenecen a las autoras / Archivo Fótografas Latinoamericanas
Puedes seguirlas en Facebook como Fotógrafas Latinoamericanas (https://www.facebook.com/fotografasLatinoamericanas/?ref=br_tf )
y twitter @FotografasLatam (https://twitter.com/FotografasLatam)
Foto
Féminas
Verónica Sanchis Bencomo en 2015 funda Foto
Féminas (https://foto-feminas.com), una plataforma que no
solo promueve el trabajo de fotógrafas latinoamericanas y del Caribe, también
muestra la visión femenina en la industria. La falta de representación hacia
los trabajos de fotógrafas en adición a la dificultad para las mismas de
exhibirlos, fueron el motor de iniciar algo. El modo de distribución y línea
editorial parte de la convocatoria permanente abierta de recibir cuerpos de
trabajos, cada mes se publica uno, siendo así la fuerza e impacto que puede
generar cada proyecto para ser seleccionado.
Instagram ha servido para dar esa confianza a las autoras
de hacerse cargo de la cuenta mediante un Instagram takeover, bajo el usuario
de @fotofeminas (https://www.instagram.com/fotofeminas/) tiene alrededor de más
de 7 mil seguidores.

© Las
imágenes pertenecen a las autoras / Archivo Foto Féminas
Pueden seguir en Facebook como FotoFeminas
(https://www.facebook.com/FotoFeminas/
No quiero terminar el listado sin mencionar algunos
sitios que trabajan internacionalmente como Underexposed magazine (https://underexposedmagazine.tumblr.com) por Davida Carta, Don’t
smile photo (http://dont-smile.com) por Melissa Kreider, Spe
Women’s Caucus (https://www.instagram.com/spewomens/ ) es un proyecto derivado
por Society for Photographic Education y
Women’s Photo Alliance (https://www.instagram.com/wpanyc/).
Hay que invertir en las mujeres que hacen
fotografía. Las mujeres detrás de estas plataformas deben ser reconocidas;
ellas están aportando y la comunidad se hace más fuerte. Agradezco la
inspiración que me han contagiado, sin duda todas trabajamos hacia un cambio
positivo, me gustaría que la industria fotográfica se contagie más de esto, no
sólo hablando del trabajo de mujeres. Ante la demanda alrededor del mundo,
todos los que hacemos fotografía es con el mismo fin: el comunicar, inspirar y
transmitir, sin importar si el género es de autor o documental, la imagen se
crea y se diversifica, la tarea de apreciar y criticar es necesaria, después hablaremos
del coleccionismo. Las mujeres hacen fotografía y yo aplaudo eso.
Arquetipos hacia una memoria colectiva
¿Te gustaría seleccionar las imágenes que acompañen a este texto?
En este texto no habrá imágenes, ya que ustedes lectores van a buscarlas, en cuanto las tengan pueden compartirlas con el hashtag #arquetipoESPACIOGAF y etiquetando @espaciogaf mencionando el arquetipo. Así que cada imagen que resuene en ustedes o represente lo escrito, es lo que van a buscar.
Entendiendo la definición de un Arquetipo como algo que tiende a imitarse, repetirse, e incluso algo que puede mejorarse. Pienso que constantemente seguimos construyendo para mantener arquetipos que se establecieron desde hace más de 100 años. No pretendo insinuar si existe un futuro para y con la fotografía, eso es muy complejo para mí todavía. Pero se habla mucho de una memoria colectiva e imaginario colectivo, no dudo de su existencia, ya que día con día hay imágenes que resuenan en mi, de una forma tan inconsciente, que poco después encuentro más personas que les sucede lo mismo. Por lo que dejo cinco arquetipos que probablemente ustedes conocen.
Recordando algo que mencionaba en el texto “Entonces fotógrafo, dígame ¿qué viene usted a enseñarme? retomo la frase “observo para imitar”. Fíjense en este acto; es tan natural y sin embargo se vuelve altamente criticado. Aquí pongo una situación de ejemplo: dos sujetos en invierno, para sobrevivir uno se cubre con lo primero que encuentra - lo hace por instinto- pero el segundo observa e imita el cubrirse. Ahora pensando en la creación de imágenes ¿cómo traducimos ese instinto y acción?
Algunos meses atrás leía una nota sobre “Instagram repeat” una cuenta de Instagram que operaba como un detective de copias (principalmente de fotos de viaje). Pero a ver, pensemos en la inmensidad de un paisaje, la cúspide de una montaña y sobre ella, un hombre observando, nosotros podemos verle de espaldas. Si pensaron en un cuadro (icónico) del romanticismo acertaron. Pero quiero mencionarles que ésta figura del fantasma vigilante del horizonte se ha replicando tantas veces y no sólo en imagen fija, la podemos encontrar en el fantasma que divaga en el Hermitage, dentro de “aparentemente” una sola toma, en el “Arca Rusa” (2002) de Aleksandr Sokúrov. Este fantasma ¿cuántas veces lo han visto?
La fabricación abstracta de existir es lo que nos lleva a seguir construyendo imágenes que “Insta repeat” publica. Pero no les dejaré el juego tan fácil, busquemos imágenes más profundamente.
1. Filigrano y sombra
Parece ser una imagen borrosa del lenguaje del cuerpo ante el espacio, en su mayoría en blanco y negro. Puedo decir quién precedió ésta imagen fue una chica en los 70’s y como casi no seguimos arrastrando el arte de ese tiempo, al día de hoy este arquetipo persiste. Palabras claves: Espacio se hace cuerpo.
2. Hopper era su nombre
Debo admitir que soy gran admiradora de Edward Hopper, y parece ser que es uno de los favoritos de los fotógrafos. Simple, el uso de luz, la paleta de colores y los personajes melancólicos que sobreviven en sus pensamientos. La industria está cansada ya de tanto Post-Hopper, pero en lo personal aún no. Consideren que él hace referencia a Giorgio de Chirico, de quien devienen muchos simbolismos. Esto nos lleva al desglose de la fotografía actual y los cuestionamientos que el espectador hace para entender la posición del sujeto u objeto retratado.
3. Curiosidad renacentista
Palabra clave: retratos, aunque se rescatan escenas del cotidiano que algunos traducen en interiores. Para fotografía editorial, siempre recurren a la postura de “La Dama del armiño”. Pero al igual las sombras y negros son esenciales, la persecución del claroscuro.
4. El surrealismo geográfico
En este arquetipo existen diversas referencias, pues no es el mismo surrealismo que viene de Europa al de Latinoamérica. No daré más pistas, pero hay grandes escuelas en México, de estas tenemos pájaros, desnudos y mitologías. Sueños que nos hablan de fondo y forma, que nos permiten articular un lenguaje exquisito con la imagen. En su mayoría terminan siendo fotografías en blanco y negro, altos contrastes, es raro ver el color pero existe también. Aquí no me remonto tanto en lo pictórico.
5. Depuración total
Abstracciones, colores, ritmo, ausencia de elementos. ¿Cómo una hoja puede buscar tantas formas? Parece ser que el fotógrafo actual busca cada vez más la depuración.
Si damos un paso atrás y pensamos en nuestro imaginario individual, quiero preguntarles qué tan suyo es o en dado caso cuándo dejó de serlo. No es malo construir arquetipos, la cuestión es desde cuándo venimos arrastrándolos. Si reflexionamos un poco desde qué punto empezamos a construir imágenes, no será desde que sostuvimos una cámara o el dispositivo que registra en nuestras manos, probablemente sea desde que registramos con la memoria, entonces la primera foto que hicimos acaba de tener un significado oculto.
Cómo leer poesía en una fotografía
Las fotografías que les presento se construyen, leen y perciben desde un hacer poético. Pedí a mis seguidores en Instagram que me mandarán una foto, sin temática u otra instrucción, esto porque sabía que elegirían algo que les resonaba y desde ese punto hablaríamos con poesía. Para que yo observara en ellas su grado poético, hice omisión de títulos o textos de apoyo, no quise que nada me sugiriera nada, simplemente dejar a la imagen.
Tiene poco que me he enfocado en entender la fenomenología dentro de la fotografía, delimitada a la relación objeto-sujeto y el espacio poético. Mis obras se generan a través de experiencias fenomenológicas, misma que me lleva el día. Para mí, la fenomenología va de la mano con la poética fotográfica, así que mi breve lectura en cada una de las siguientes imágenes tiene está relación de construcción de imágenes.
Vámonos por partes.
Según la RAE el término poesía se define como: idealidad, lirismo, cualidad que suscita un sentimiento honde de belleza, manifestada o no por medio del lenguaje. Si queremos hablar de poética fotográfica y la fotografía poética, vienen consigo muchas características. Se entiende como fotografía poética aquella imagen que viene cargada de un motivo poético; este es el famoso <<punctum>> que nos lleva a registrar de forma inconsciente lo oculto dentro de una imagen. Las imágenes que su discurso principal es la poética visual.
En “El encanto” serie de Felipe Oliveros coexiste un grado alto de misticismo en cada imagen. En la imagen podemos observar no sólo una composición que respeta reglas, hay una sintaxis que juega con el silencio, hay una textura, y cada elemento compone un poema; el cristo, las veladoras, el destello de luz que toca como función principal y después ilumina.
Para leer una imagen poética hay que intentar averiguar qué quiere sugerir, desde su plasticidad hasta su narrativa. La poética fotográfica son los elementos que se generan para poder leer una imagen.
Teniendo como base lo siguiente:
1.Composición
2.Ritmo
3.Sintaxis - Subversión del lenguaje
- Ambigüedad
- Silencio
4.Síntesis / Instante poético
Puntos desarrollados en la conferencia: Un acercamiento a la fotografía poética por Mónica Sánchez Escuer.

La poética es la construcción de lenguaje en la imagen, la fotografía con un sentido artísticos en sus inicios en conjunto al acto de fotografiar. Si una imagen genera preguntas es poética; pues algo oculta mientras se exige a sí misma a tener calidad estética. “Índigo” por Sofía Quesada genera una plasticidad en la que abunda la poética visual con el color, la forma y ritmo. El análisis al cuerpo femenino es un verso.
No existe poética sin un motivo, no hay motivo sin plasticidad y sentido (narrativa). Aquí puede crearse la fotografía poética, pero cuanto más se le exige, ésta puede tornarse en poética fotográfica; la imagen se vuelve más compleja y ya no solo sugiere, ya cuestiona o hasta dirige, el
grado de contemplación es extremo.
La fotografía de Donaldo Choncoa, vino con una serie y bastante texto. Tuve que hacer un vistazo rápido para reaccionar a lo que hiciera detenerme. Con su imagen “Donde vivían los culpables” hace falta en su composición, pero justo aquí no hay silencio, la sintaxis es distinta; un rostro se enfrenta hacia nosotros, aquí nada sugiere, en dado caso dirige y esto se aproxima a jugar con la potencia que puede llegar a alcanzar la imagen.

Ustedes lectores no se si se han dado cuenta, pero cada una de estás imágenes pertenecen a diferentes géneros fotográficos, lo que indica que la poesía no se remite o reserva a un género en especifico.
Por último se encuentra la fotografía de Jonatan Banista, sin duda me remite a un film noir pero a pesar de ser escénica la imagen, hay una complicidad de un voyeur siendo observado por otro voyeur, esto es lo que hace que sea una fotografía poética.

Que una fotografía poética se hace con su plasticidad y en apariencia es suficiente, pero cuando se vuelve compleja, entonces hablamos de una poética fotográfica. Existen cuerpos de trabajos altamente poéticos, pero estamos acostumbrados a crear imágenes individuales, por lo que esa misma creación pone mucho en juego. El fotógrafo que es poeta normalmente no lo sabe hasta que se le dice. Por eso hay que empezar a leer las imágenes.
Para saber más puedes consultar los libros, ‘Corpografía’, ‘Poética fotográfica‘ y ‘Fotografía y motivo poético’ de Llorenç Raich Muñoz. Para consultar sobre Mónica Sánchez Escuer, puedes dirigirte a este sitio (https://monicaescuer.wordpress.com)
Entonces fotógrafo, dígame ¿qué viene usted a mostrarme?
El cielo ardía, las nubes parecían bruscas olas en las que todos nadaríamos para perdernos ante algo insólito y despiadado. A las orillas todos agazapados y con susto, el reflejo de la armadura rebotaba el dolor del de a lado, por lo que quise alejarme, dar muchos pasos atrás para poder salir de aquella escena. Esto es poco de lo que recuerdo el día que conocí Destrucción de Pompeya y Herculano (1822), de John Martin. El cuadro formaba parte de la exposición “Landscapes of the mind” en la que a pesar de mis diferentes experiencias estéticas, lamento mencionar mi falta de interés por unas fotografías antes de salir de la sala, ellas acabaron con mi asombro, en verdad terminé exigiendo que removieran las fotografías de esa exposición después de tener obras pertenecientes al Romanticismo y paisajes británicos.
Poco después quise investigar sobre ese cuadro y terminé por enterarme de su completa restauración, fue cuando mi asombro se congeló por un instante. Sabemos que las técnicas que tratan de restaurar obras son realmente fieles, pero lo que sucedió con este cuadro fue algo diferente, pues gran parte de la pintura se había perdido, dicho por Tim Smith (psicólogo involucrado en la investigación para la restauración) “querían conocer cual es la atención que un observador presta a las cosas que ve y cómo esta atención influencia lo que observa…Las decisiones que toman los restauradores cuando trabajan sobre una obra de arte tienen muy en cuenta cómo la pintura final será percibida por el observador.” Al final se crearon cuatro versiones que se mostraron a diferentes personas que jamás habían visto la obra, con la finalidad de estudiar hacia dónde se dirigía su mirada. Adicionalmente, los restauradores contaban con una copia en miniatura, hecha por el mismo Martin, sin embargo el acto de imaginar la escena, encontrar la paleta de colores y ser un imitador de los trazos, convierte al restaurador en un observador ingenioso, pero algo que se mantiene en mente es el estudio para imitar.
Mi experiencia con Martin no ha cambiado, pero ya no puedo quitarme de la cabeza el fragmento restaurado. Lo es así porque hoy en día nos preguntamos: ¿cuándo observaremos algo nuevo?, ¿cuándo vamos a asombrarnos por una nueva creación?, las cosas se han visto muchas veces, etc. Y sí, yo misma lo he dicho, pero creo que nuestra experiencia ante el asombro está muy condicionada. Por ejemplo, si yo hubiera conocido la historia detrás de la restauración, aún sin ver el cuadro no hubiera experimentado esa experiencia estética, probablemente ninguna. Entonces ¿qué sucede con la producción fotográfica actual que inconsciente sigue imitando? Y digo inconsciente porque el bagaje visual individual tiende a ser colectivo y por eso una imagen resuena en otros; por eso se siguen repitiendo cosas, pero insisto si dejamos de condicionar nuestra capacidad perceptiva podríamos darle permiso al asombro de actuar.
A veces los factores externos que rodean, mas no construyen la imagen, son los que terminan por asombrarnos. Cuando leemos el statement del proyecto entonces cada imagen de 20 empieza a tener sentido, pero no debería ser así. Actualmente los festivales, concursos o cualquier lugar de exhibición de trabajos fotográficos / visuales, tienden a exigir un texto de apoyo o statement, a mi parecer me molesta el tener que entregar esto. Miren un trabajo no necesariamente necesita un texto, así como una imagen no necesita un título, pero esto hace que el fotógrafo de ahora se rompa la cabeza para escribir y no para fotografiar. Dependerá de las necesidades que genera el proyecto.
Si pudiéramos tener la misma energía cuando esperamos que una polaroid se nos revele al instante; esa ansiedad por descubrir lo abstracto que después tendrá forma, cada que conceptualizamos una imagen o cada que se tiene el visor ante nosotros para descubrir (aunque son acciones distintas) pero no, optamos por buscar la mejor locación, los mejores props para construir la mejor imagen que después tardaremos en pensar el título que llevará.
Cuando me piden que revise portafolios e imágenes individuales, siempre les pregunto antes de ver algo: fotógrafo/a, dígame ¿qué viene usted a mostrarme?, lo hago con el fin de poner nerviosismo, pero también para ver qué tantas palabras utilizan en su trabajo; si son pocas entonces, quiere decir que confían en sus imágenes y que ellas son las que hablarán, si es lo contrario, repito la pregunta como un recordatorio que no es sólo tener un dispositivo que registre una imagen. “Saber mirar una imagen sería en cierto modo, ser capaz de distinguir ahí donde la imagen arde, ahí donde su eventual belleza reserva un lugar a un signo secreto.” Georges Didi-Huberman. Necesitamos saber ver, mirar y sobretodo observar. Para asombrarnos hay que entender este ejercicio, pero en especial me dirijo a los creadores de imágenes: el asombrarse mientras construyen algo, los librará del ejercicio observo para imitar, ahí podremos descubrir el secreto que se esconde en cada imagen, para decir después ¡esto es algo nuevo!.
¿Y si empezamos a vaciar la mirada?
“Café del diario, cuello, pechos, arma…” son algunas palabras que la artista Marina Abramovic articulaba en su performance de 1976 “Freeing the Memory” el cual duró alrededor de una hora. Este formaba parte de la serie de performances como “Freeing the voice” y “Freeing the body”, cada uno trataba de liberar algo de la mente y cuerpo, sin resistencias ni límites. Estás acciones me hicieron pensar en intentar vaciar la mirada, siendo honesta no sabría por dónde o cómo empezar, pero supongamos que nos encontramos en un espacio en blanco ¿cuál sería la primer imagen que llega a su mente?
Si hiciéramos este ejercicio a la inversa, es decir, cuál fue la última imagen que han visto o recuerdan, probablemente nos encontraríamos diciendo que lo hemos visto todo ya que las imágenes se repiten, por consumir contenido de plataformas, aplicaciones, sitios, etc. Que también nos confunden y traen más imágenes. Entonces, pasaríamos más tiempo en ese espacio recordando, pero ¿y si no viene nada a la mente? Nos indicaría que la potencia en las imágenes se ha perdido. Georges Didi-Huberman explicaba sobre la potencia y el poder de las imágenes; dejando así que una imagen con potencia es aquella que resuena en el sujeto, la otra es el poder con un simbolismo, lo que trae de fondo. Para mí el ver una pantalla con un rostro que habla tiene potencia, pues el poder de las palabras se pierde un poco.
Ahora si las imágenes perdieran forma, quedando solo luz y color, el acto de mirar sería distinto; las sensaciones despertaría de otra manera y si venimos de un instante del vacío en el que “liberamos nuestra mente de imágenes” sería como ver el mundo distinto e incluso nuevo. Podríamos tardarnos más en generar interpretaciones, más tiempo de contemplación o el necesario, tendríamos la capacidad de ver las cosas sin antecedentes.
Quiero poner en escena los cuadros tardíos de J.M.W.Turner, por el simple hecho que Turner tuvo ese proceso de vaciar la mirada. Verán, su técnica nos lleva de cosas cerradas a abiertas, podemos ver varios mundos e imaginarios, cosas que pretenden ser y que esperan que el espectador descubra y señale, para que entre en conflicto, cambie de opinión o decida regresar a observar.
¿Qué sucede con la mirada en Amanecer con monstruos marinos? Es atraída a un punto, el espectador necesita concentrarse para encontrar a que atarse, para ir soltando poco a poco, podríamos decir que el espectador se hace cómplice con el artista. Turner tiene la habilidad de hacer surgir un mundo visible, entonces ¿podría el fotógrafo actual construir algo semejante? Sin duda no vivimos lo que Turner en su momento, pero su obra viene a mostrar ese ejercicio de buscar el vacío para crear.

A veces he creído que el arte en sí es vacío; ya que de ese arte catalogado, surgen todas las posibilidades antes de darle un nombre. Y lo es tanto, que empieza en blanco y cuando se concibe la obra, después de la primera revisión con el ojo deja de ser, para regresar al vacío, hasta que vuelve a surgir en la mirada de otro. El arte revive en la mirada.
Regresando a la pregunta inicial ¿Y si empezamos a vaciar la mirada? entonces las imágenes podrían crearse y verse no como un registro ocular, no se harían fotografías con el fin de preservar el cómo se constituyen las cosas, en dado caso el cómo desvanecen, serían representaciones idílicas supratemporales que brindarían nuevas experiencias, que probablemente después no intentaremos vaciar.
No se fotografía porque sí
“- De un carrete de treinta y seis exposiciones en 35mm ¿Con cuántas fotos se queda?
-Depende del tema.” Henri Cartier-Bresson, entrevista con Richard L. Simon (1952)
Ahora pongo a discusión el papel de la cámara como objeto de medición. La cámara determina una conciencia de la técnica con la que se mira y se consume; entonces pensemos en todos los formatos, filtros, lentes, etc. Para terminar exhaustos, aunque la cámara nos limita en cierta manera. En un inicio nos obligaba a observar bajando la mirada a través de un visor, mientras se sostenía una caja, posteriormente el visor genera que el ojo se acerque al objeto; se veía ya en la cámara. A la relación fotógrafo-cámara, se añade las treinta y seis posibilidades de tener una fotografía. ¿Qué tan condicionado se encuentra el fotógrafo por la cámara?

Si la historia de la fotografía benefició – en parte – prácticas en torno al pictoralismo, entonces ¿qué sucede ahora que nada nos asombra? Las cosas han sido vistas ya más de mil veces, nada nos acciona a hacer fotografías. Si no se tiene una preconcepción de lo que será captado o se experimenta un estado poético, por la cámara, entonces esas treinta y seis posibilidades serán nada, ¿habría que vaciar la mirada?.
Primeras vacaciones pagadas, orillas del Sena, Francia, 1936. Es una de mis preferidas por Henri Cartier-Bresson. En la compilación de entrevistas en “Ver es un todo” existe una que leo una y otra vez, misma que ha originado estás palabras. En las respuestas, recuerdo la escena de La Tigre e la neve (2005) en la que Attilio (Roberto Benigni) describe cómo hay que vestir a la poesía, justo a la fotografía no hay que vestirla, pero sí hay que apreciarla detalladamente, darle su tiempo y su voz. Propiamente desconozco si el fotógrafo es o puede ser un poeta; a veces me contradigo con esto, no obstante, debe de entender que en cada imagen existe un control de identidad así como imágenes reprimidas y en ese mar de imágenes, cuestiono al fotógrafo actual, ¿Usted qué fotografía?.
A veces quiero creer que con sólo poseer una cámara me da justas treinta y seis posibilidades, a veces quiero creer que eso hace falta para fotografiar con la mirada.
Una etiqueta con suma de ceros. ¿Qué le falta a la reproducción fotográfica?
Probablemente tenga que iniciar citando a Walter Benjamin sobre su concepto de aura, “¿Qué es el aura propiamente hablando? Una trama particular de espacio y tiempo: la aparición irrepetible de una lejanía por cercana que ésta pueda hallarse”. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (primera redacción) Obras I, 2, p. 16
Ahora, no hace 80 años, estoy cuestionando una reproducción fotográfica porque visiblemente es lo que sucede con la imagen actualmente, se reproduce, se copia, se apropia y se vuelve a reproducir, pero nunca hay una real producción. Si la imagen ha dejado de ser única y exclusiva, ¿Cuál es el objeto del arte fotográfico? ¿Qué debe suceder con la imagen para ser atractiva? Debe volverse un misterio.
Imaginen el valor de la galería del Archiduque Leopoldo Guillermo, cuánto misterio detrás de cada obra, una clara muestra del coleccionismo, mismo que aumentó con el tiempo. Las colecciones privadas salieron a la luz para ser subastadas, y la mitificación de la obra era por lo que se decía de la misma y no por lo que era realmente. Cómo podría distinguirse un cuadro original de una copia, a veces era fácil deducirlo, pero hay que centramos en fotografías.
Ahora, pensemos en “Rhein II” de A. Gursky históricamente ha sido una de las fotografías más caras en el mundo, pero ¿qué hay después del río Rhin?. Sin duda nunca tendremos una vista, como la que nos brinda Gursky, pues la sumisión de elementos hacia un paisaje ficticio, fue su valor real, no los 4 millones. Posteriormente, el aumento al uso de plataformas de edición digital se convirtieron en el nacimiento para la reproducción, pero ya no era un río, era cualquier cosa respaldada con la misma técnica de la obra “original."

Las imágenes que se crean ahora, en dónde se guarda su misterio. Dónde se encuentra el poder y potencia de la imagen, en dado caso, necesito cuestionármelo ya que las necesidades principales como creador-espectador no se satisfacen. La toma de una imagen refleja una intención: qué quiero que vea el espectador, y qué quiero descubrir como espectador.
Una etiqueta con suma de ceros, ese es el misterio ahora de la imagen fotográfica, y hablo de la que lleva un promedio entre 10 a 12 tirajes, más de eso ya no es atractivo para el coleccionista. No quiero ser pesimista, las obras deben adquirir el valor que merecen, por sí mismas, por el discurso de la imagen, a diferencia de una pintura, las fotografías no pueden deslindarse entre un original y una copia, la reproducción distorsiona todo lo que se quiere decir.