La fotografía ante la desigualdad de género. Visiones de las mujeres en la fotografía (Parte 3).

Sobre la fotografía se ha dicho que es una disciplina con nombre de mujer pero históricamente patriarcal. La luz une a la mujer y a la fotografía, siendo el punto de encuentro entre escribir con luz y dar a luz, fotografiar y parir.

La fotografía carga con parte del peso de las representaciones y los imaginarios sociales, al ser uno de los insumos básicos sobre los que se erige la imagen que tenemos y nos hacemos de lugares, circunstancias y personas que no conocemos directamente pero sobre los cuales tenemos referencias visuales que nos permiten identificarlos y aproximarnos a ellos. Esto aplica incluso para algunos conceptos, de manera que la imagen fotográfica ha permitido el establecimiento de cánones, construcciones culturales y estereotipos que influyen en la forma como las mujeres se ven y son vistas, como han sido representadas y como están en las búsqueda de sus propias representaciones.

El ámbito fotoperiodístico es especialmente llamativo en este sentido ya que se vincula con la difusión masiva de imágenes. Sin embargo, es uno de los campos donde la desigualdad de género es más notoria. Fuentes especializadas indican que en México la relación de fotoperiodistas es de 2 mujeres por cada 10 hombres y en los periódicos brasileños hay 1 fotógrafa por cada 5 reporteros gráficos. Si ampliamos el espectro encontramos que en el premio World Press Photo el número de mujeres participantes se ha mantenido en torno al 15%, según un informe publicado por la organización. Iker Morán del portal Photolari afirma que esta profesión sigue siendo “cosa de hombres”. En su artículo pregunta “¿Cuántos conocen a Gerda Taro? ¿Y cuántos a Robert Capa? Aunque sea recurrir al tópico de siempre -y dejando a un lado las teorías sobre si algunas de las fotos de Capa en realidad estaban disparadas por Taro- no resulta difícil adivinar cuál sería el resultado de esa rápida encuesta. Ni lo que eso significa.”

Lo cierto es que la fotografía resulta un campo que permite estudiar las desigualdades de género. Desigualdades que también se expresan entre quienes asumen que hay oficios de primera y segunda categoría, labores de calle y con exigencias físicas exclusivas de los hombres y otras destinadas a la sensibilidad y delicadeza endosadas a la figura femenina, reeditando convencionalismos y brechas que, en el fondo, devienen en otra faz del poder “macho-céntrico” que, a su vez, genera más y mayores desigualdades, en una especie de círculo vicioso, espiral corrompida o bucle temporal deformador. La figura es lo de menos si la comparamos con sus efectos.

La revisión de la obra fotográfica hecha por mujeres permite identificar los temas a los que le dan un tratamiento particular. Algunas fotógrafas se han acercado a otras mujeres para encontrar y contar historias variopintas que van desde la belleza y el embarazo, hasta la mutilación de genitales femeninos y la violencia de género. La mirada femenina se encuentra en el espejo y, más allá de la noticia sensacional, excava, desnuda y hurga paciente y profundamente, valiéndose de imágenes poéticas, emociones y sensaciones.

Desde la feminidad se explora la fotografía, como búsqueda de identidad, de auto representación y posición crítica ante una sociedad que segmenta y encasilla, convirtiéndose en excusas que son reflexiones. Reflexiones que son Metáforas. Metáforas que son fotografías. Fotografías que sintetizan conceptos y cuestionamientos.

Expresión y Acción

Fue una mujer, Dorothea Lange, quien se acercó a otra mujer para fotografiarla e inmortalizarla en la imagen conocida como la Madre Migrante, ícono de la Gran Depresión estadounidense de los años 30, un estallido financiero que afectó sin distingo a la población. Sin embargo, sus dimensiones e impacto pudieron ser mayores en quien debía velar por sus hijos. Una mujer de semblante triste y apariencia fatigada, rodeada de niños débiles, se convirtió en el rostro de un país y una situación. Una foto humanizó las cifras otorgándoles una carga social. La fotógrafa explicó que buscaba un acercamiento que le diese dignidad a ambas. Retratar a una mujer desesperanzada, afligida y, tal vez, confundida y angustiada, no era considerado un irrespeto según su visión, sino más bien, la búsqueda por mostrar una expresión de dolor de forma genuina y, en este sentido, conmover y activar cambios.

Dorothea Lange

Trabajos más recientes se han centrado en temas como violencia, censura y discriminación, evidenciando otros matices de la desigualdad de género. En Brasil, por ejemplo, se realizó una foto instalación que llenó la playa de Copacabana con ropa interior ensangrentada, junto a gigantografías de rostros de mujeres con marcas de manos rojas sobre la boca, en un trabajo que refleja la angustia de quienes sufrieron abuso sexual. Las imágenes son parte del trabajo “Nunca callaré”, del fotógrafo Marcio Freitas, un ensayo para el que posaron más de 20 modelos. Acción artística y protesta se conjugaron como respuesta a la noticia sobre la violación colectiva de una adolescente de 16 años, en la que se estima la participación directa de más de 30 hombres. Aunque existen otras campañas que muestran imágenes explícitas para denunciar y concienciar sobre la violencia contra la mujer, no son suficientes y no están de más, especialmente cuando parten de un suceso específico que permite mayor sensibilización y receptividad de la opinión pública.

Marco Freitas
Marco Freitas
Marco Freitas
Marco Freitas

Enmarcada en la intervención de espacios públicos la plataforma Foto Féminas presentó una exposición en el Parque de las Mujeres Argentinas. Verónica Sanchis, creadora de esta plataforma comentó a Espacio GAF las intenciones de esta primera muestra pública en la ciudad de Buenos Aires: “… invitamos a nuestra audiencia a reflexionar sobre los derechos de la mujer en el desempeño laboral, doméstico y personal. A través del medio fotográfico hacemos un llamado a la igualdad de género en todas sus doctrinas. Igualmente, los invitamos a descubrir la interpretación fotográfica a través del ojo femenino de cuatro artistas argentinas, quienes se desarrollan en temáticas diferentes como lo social, urbano y personal.” Foto Féminas se dedica, desde 2014, a compartir el trabajo de fotógrafas latinoamericanas y de fotógrafas que trabajen en Latinoamérica, en una doble apuesta por la mirada femenina y la mirada regional.

Exposición Foto Féminas en Buenos Aires
Exposición Foto Féminas en Buenos Aires

La imagen ha sido la excusa para denunciar la censura y doble moral que se extiende y llega hasta el ciberespacio. La etiqueta #FreeTheNipple o #LiberenAlPezón permitió protestar contra la censura impuesta en redes sociales a las mujeres que mostrasen sus senos. La acción consiguió el apoyo de figuras públicas que respaldaron la iniciativa con palabras, hechos y fotografías propias. Y mediante el video campañas como “TetasXTetas” circularon por Facebook, Instagram y YouTube para tratar el tema del cáncer de mama y mostrar los pasos del autoexamen, con la particularidad de usar lo que sus creadores calificaron como “un buen par de tetas”… de hombre.

«un buen par de tetas» de hombres

La cuenta genderless_nipples en Instagram desafía las políticas de censurar desnudos en la red social que parece afectar mayoritariamente a las mujeres. Para esto publican fotos de pezones en los que no se puede distinguir el género. De esta forma responden a las políticas que eliminaban desnudos de mujeres, permitiendo a los hombres exhibir sus dorsos sin ninguna restricción. En las fotos se confunden los pezones masculinos y femeninos, los cuales aparecen en primer plano y sin ningún referente que permita identificar a qué género pertenecen. En el perfil se lee: “Los hombres pueden enseñar los pezones, las mujeres lo tienen prohibido. ¡Apoya a todos los géneros! ¡Vamos a cambiar esta política!”.  Invitan, además, a personas mayores de 18 años a acompañarlos enviando por correo electrónico sus “donaciones de pezones”. La campaña fue una contra respuesta al discurso ultra-machista del presidente Donald Trump, teniendo como trasfondo hacer frente a las condiciones de algunas redes sociales que incluso han vetado fotos de madres amamantado, así como desnudos de valor histórico, documental, artístico, y casos puntuales como la imagen de una mujer negra, con un velo y hablando por teléfono que no pudo publicarse Instagram, una muestra de discriminación por partida doble o triple, dependiendo desde donde miremos.

Por su parte, un conjunto de fotografías de mujeres realizando actividades habituales mientras están menstruando componen la serie There will be blood (correrá sangre). Sin ser grotesco, este trabajo buscar acercar este hecho -normal, corriente y natural- a quienes lo miran desde el desagrado y el repudio implícito en el desconocimiento del otro, en este caso de “otras”. Ellas se muestran a sí mismas tal y como son, no como otros quieren que sean y se vean.

Emma Arvida Bystrom
Emma Arvida Bystrom

 

 

Emma Arvida Bystrom

Claro que no todo se inscribe en esta línea y la fotografía también puede ser utilizada para respaldar mensajes ambivalentes. Con el titular “Una foto inédita: la OTAN ya tiene siete ministras de Defensa” el portal de El País de España publicaba una imagen en la que las siete mujeres de diferentes nacionalidades rodean sonrientes al Secretario General de la Organización. Luego se detalla que la cifra supone un récord, pero sigue siendo baja pues de los 28 ministros de la Alianza, 21 son hombres. Una vez más, todo parece depender desde dónde y cómo miremos. La composición de la imagen más que llamativa resulta contradictoria al evocar la manida frase de “bendito entre las mujeres” acompañada de un titular preciso pero, tal vez, incompleto. Del hecho en sí es destacable que cada vez más mujeres se desempeñen en una posición militar de tradición masculina. “Algunas de ellas han hecho historia convirtiéndose en la primera mujer en acceder al cargo”, señala la nota firmada por Álvaro Sánchez en febrero de este año.

Siete mujeres en la OTAN

En todo caso, la fotografía puede reproducir y afianzar las perspectivas sobre desigualdad de género, utilizarse para contrarrestar aquellas construcciones sociales y mediáticas que vulneran a las mujeres y, aún más, puede ayudar a mostrar la mirada femenina, diversa y genuina. Los intereses y visiones de las mujeres encuentran en la fotografía una forma de expresión que busca trascender divisiones de género, dejando abierto otros debates pues como apunta la investigadora venezolana Josune Dorronsoro: “…la fotografía como hecho visual,  pero  también  como  hecho  social,  refleja algo  más que formas y estilos de vida, permitiéndonos  reflexionar,  una  vez  más,  sobre hechos y situaciones que como éste de la marginalidad femenina,  en  casi  todos  los  campos de  la  vida  cotidiana,  forman  parte  de  la  historia de nuestra Latinoamérica.”

En una sociedad hiper visual el tratamiento de la mujer en la fotografía y sus implicaciones en la desigualdad de género pueden pasar desapercibidos y no ser entendidos en sus dimensiones. La imagen -cercana, omnipresente y ubicua- puede opacar esta situación, porque aunque haya presencia mediática estamos saturados de fotografías que no representan realmente a la mujer, sino que son reflejos de una construcción cultural y de significados que rara vez responden a la visión femenina y su auto representación. Vemos pero sin ver a la mujer quien, muchas veces desnuda y cosificada, parece invisibilizada o distorsionada. Es necesario iluminar esas zonas oscuras que no permiten develar una imagen femenina más auténtica que oriente el tránsito del “cómo nos ven” al “cómo nos vemos” y, por extensión “cómo somos”.

 

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