La imagen como refugio

-Estoy cansada Cassiel. Es agotador amar a quienes huyen de nosotros. Por qué nos evitan cada vez más?

-Porque tenemos un enemigo poderoso Raphaela. La gente cree más en el mundo que en nosotros. Y para creer aún más, han creado una imagen de todo. Esperan imágenes para mitigar sus temores, para satisfacer sus sueños, para proveer placeres, para satisfacer sus anhelos.

Tan lejos y tan cerca Win wenders

 

Y aquí estamos otra vez despidiendo un año, con suerte que lo podemos hacer. Los países donde nos desarrollamos están en crisis que parecen eternas, insalvables. Contaminación, crimen, corrupción, desastres económicos que afectan el poco tiempo que viviremos en esta tierra. Y sin embargo todavía nos proponemos realizar, crear, producir. Definitivamente es un acto de valentía.

«Se fue, se fue, el perfume de su mirada» cantaba Laura Pausini en un tema de telenovela en los noventas que escuchaba desde mi habitación mientras hacia tareas del colegio y mi mamá veía la TV. Pienso entonces en la lotería de la memoria, ese significado intangible, abstracto, etéreo pero tan poderoso, tan contundente para remover escombros y sensaciones.

A la par del melodrama, viví mi adolescencia con hermosas lecturas, una de ellas se quedó siempre como si fuera parte de mi propia vida, que con el tiempo resultó una premonición: «Casa Muertas» de Miguel Otero Silva

«Esa mañana enterraron a Sebastián. El padre Pernía, que tanto afecto le profesó, se había puesto la sotana menos zurcida, la de visitar al Obispo, y el manteo y el bonete de las grandes ocasiones. Un entierro no era acontecimiento inusitado en Ortiz. Por el contrario, ya el tanto arrastrarse de las alpargatas había extinguido definitivamente la hierba del camino que conducía al cementerio, y los perros seguían con rutinaria mansedumbre a quienes cargaban la urna o les precedían señalando la ruta mil veces transitada. Pero había muerto Sebastián, cuya presencia fue un brioso pregón de vida en aquella aldea de muertos, y todos comprendían que su caída significaba la rendición plenaria del pueblo entero. Si no logró escapar de la muerte Sebastián, joven como la madrugada, fuerte como el río en invierno, voluntarioso como el toro sin castrar, no quedaba a los otros habitantes de Ortiz sino la resignada espera del acabamiento.»

Este párrafo con el que empieza y termina esta historia, me aflige, me hiere profundamente. Desde ese momento quizá quedó en mi la imagen de una Casa en ruinas de un pasado glorioso que simboliza la historia de un país, de una ciudad, de uno mismo.

Nuevamente, sobre el texto y el libro se levantan fantasmas henchidos de significados y sensaciones que viajan en el tiempo con uno, que se quedan.

«Su vida no era más su vida, pero eso estaba ok» escuchaba a Fito Páez en mi walkman caminando a la universidad desde el metro de Plaza Venezuela hasta la escuela de comunicación de la Central. Cruzando por debajo de un elevado, que ya no existe, pero donde mi walkman me acompañó hasta que un día me lo robaron. «Ey, pana, suelta el bolso!»Yo absorto y miedoso entregué la mochila donde estaba el walkman y lo único que alcancé a decir fue «Por favor, me puedes dejar el cassette que tiene adentro..a ti no te va a gustar esa música». Gentilmente me lo devolvieron. Esa música no llegaba a las discotiendas, sólo se podía adquirir en el «pasillo de ingeniería» de la universidad, donde unos tipos los grababan de quien sabe donde. La música que me gustaba no se conseguía en Recorland.

Y así pudiera seguir levantando imágenes de las que habla Cassiel el personaje de Wenders y crear expedientes. Pero me quedo sólo con esos recuerdos para poder traerlos al arte y a la fotografía. No radica el verdadero poder de la fotografía en generar esas imágenes ? Yo le respondería a Cassiel, que si, hemos creado imágenes para satisfacer anhelos y mitigar temores, sensaciones que son capaces de agitarnos. Imágenes inmateriales, etéreas que son nuestro refugio. Que algunos siguen pensando que el arte significa la cantidad de exposiciones o las veces que me publicaron o en las listas de mejores que entré en este año o que mi último libro tuvo mejor tapa. Si, todavía estamos rodeados de esa gente.

Se va el año y uno dandole vuelta a lo que no se ha perdido, o si.