Telúrica: un texto hecho (de) pedazos.
El político es el gran educador.
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Había una vez una nación en la que todos eran ricos de día. La gente se sabía feliz, las calles llegaban a todos lados y en general era buena idea ser humano. Pero una vez llegada la noche los rostros se endurecían y todos se encerraban pronto en sus casas a la espera del amanecer. Nadie sabía lo que pasaba en las calles de noche y preferían no saberlo. Eran dos mundos y la espalda de uno daba justo contra la espalda del otro y ambos se necesitaban. En cierta ocasión un niño revoltoso se soltó de la mano de sus padres y cuando cayó la noche se quedó afuera deambulando por las calles. Ese niño ya nunca volvió a su casa, ese niño era el narcotráfico.
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Dime la verdad: ¿Estás harto de que aparezcan videos en tus grupos de WhatsApp donde te advierten de las nuevas estrategias para extorsionar, saquear, embaucar, birlar, secuestrar? Bienvenido amigo mío, ese es uno de los logros del circuito de las drogas ilegalizadas fuera de control. Hablo de la inteligencia delictiva, es decir, la capacidad de pensar múltiples formas de hacer “negocio”, viendo “áreas de oportunidad” en cualquier gesto de confianza ¿Qué tenemos a cambio de estos brotes de ambición? ¿Qué tenemos a cambio de estas latinoamericanas prácticas del emprendedurismo ilegal? Desconfianza. Miedo. Incertidumbre.
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Con el terremoto se cayeron nuevamente los edificios y quedó al descubierto lo de siempre, solo que de una manera tan aparatosa como nuestros tiempos. Aquí se me viene a la cabeza la imagen de una cucaracha patas arriba que intenta huir, pero no puede. Me refiero a la televisión y su puesta en escena de la tragedia, la especulación inmobiliaria, las construcciones irregulares, el actor que nunca llegará a presidente, los partidos políticos tanteando su generosidad con fondos públicos, los funcionarios del estado usufructuando las ayudas enviadas por la sociedad civil, el gobierno que no dio cuentas de lo recibido y fue instado por otros países a hacerlo, los ciudadanos que cobraron cheques dirigidos a los afectados, la esposa del actor disfrazada de benefactora.
Eso y también lo otro, es decir, lo principal: México recordó el valor de la vida; lo recordó de manera colectiva porque los terremotos tienen la extraordinaria cualidad de generar una identificación inmediata entre las personas que los sobreviven, da lo mismo que hayan sido sorprendidas en las faenas del amor o ad portas del asesinato. Y fueron –sobre todo- los jóvenes quienes respondieron, haciendo uso de las tecnologías digitales, poniendo las manos y el cuerpo de modo inmediato, tal como hicieron sus padres una generación atrás.
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El circuito de las drogas ilegalizadas fuera de control es el terremoto que ha sacudido a la sociedad mexicana desde 2006 cuando se declaró la “guerra contra el narco”. Colombia es un duro, inmediato antecedente. Esto además: nadie puede ganar una guerra contra el circuito de las drogas ilegalizadas porque ninguna sociedad es inmune a la corrupción que genera tanto dinero en un andamiaje social fragilizado como el que vivimos.
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Cuando se confunde trabajo con delito, es decir, cuando nos acostumbramos a devengar dinero con prácticas que a todas luces son indebidas y aún así “justificables” porque representan el modo de vida de un grupo de personas en la sociedad, entonces podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la ética ya está varios metros bajo tierra.
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Nos hemos acostumbrado a la muerte violenta porque pensamos que es consecuencia de algo que –en el fondo- podemos digerir. La muerte violenta del otro nos es ajena porque la asociamos de manera torpe con la culpabilidad del violentado (“es que dio papaya”, “algo haría”). Eso hasta que le sucede a alguien cercano o a nosotros mismos, eso hasta que conocemos en primera persona los detalles de una de esas historias. No sé si les ha pasado.
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Acerca del terremoto de la violencia y sus incontables réplicas mencionaré, a manera de ejemplo, las “casas reventadas” en México, es decir, decenas de hombres que disparan de manera frenética contra una casa, hasta “matarla” y con ella a quienes estén adentro. Otro ejemplo: el artista Fernando Botero y el gusto que han tenido por sus piezas los narcotraficantes colombianos. A propósito, su hijo, Fernando Botero Zea, jefe de la campaña presidencial de Ernesto Samper Pizano (1994-1998) y, posteriormente, Ministro de Defensa de ese gabinete, fue acusado de recibir dineros del Cartel de Cali para promover dicha candidatura.




En el mar de hechos violentos, solo algunos se vuelven banderas de la justicia, o por lo menos, banderas de una petición colectiva de justicia: los 43 (+6) de Ayotzinapa, las víctimas de Bojayá, son finas puntas de un colosal iceberg que pesa aguas adentro. Casos como estos activan una solidaridad momentánea, que ocurre hasta que el ruido mediático los silencia, o hasta que la petición colectiva de justicia da con pared: la institución y su inercia; la institución y sus libertinajes; la institución delincuente.
En este punto resulta importante una pregunta: por qué la solidaridad que aparece después de un desastre natural no puede sostenerse para presionar (proponer) un cambio en la estructura gubernativa, como cuando uno sale del marasmo de las palabras y las promesas y empieza a tomar control de su realidad inmediata.
El político es apenas un agente, no un centro. Las personas votan por ideas que deben llevarse a cabo; si esas ideas votadas no se cumplen, es preciso nombrar a otras personas que las hagan cumplir (para el caso, véanse las prácticas democráticas en Holanda o Alemania).

http://www.lozano-hemmer.com/level_of_confidence.php

http://centrodememoriahistorica.gov.co/museo/oropendola/bojaya-12-anos-de-mi-tierra-no-me-quiero-ir/index.php
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El 19 de septiembre de 1985, 32 años exactos antes del nuevo terremoto, México estaba en condiciones parecidas, es decir, en malas manos. El presidente de aquel entonces, Miguel de la Madrid, entre rebasado y azorado rechazó la ayuda internacional y la ciudadanía se organizó para remover los escombros en medio del mayor desastre natural registrado en la historia del país. La ciudadanía se organizó aún en contra de las propias autoridades, que les pedían esperar en sus casas (si las tenían) hasta nuevo aviso. Hablamos de 15 mil, 20 mil, tal vez 30 mil víctimas mortales. La cifra exacta nunca se supo, tampoco la lista definitiva de nombres.


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La coincidencia en la fecha del nuevo sismo, además de su alta dosis de ironía puede leerse como un golpe de estado de la propia historia. En México, todos los terremotos posteriores al 19 de septiembre de 1985 son un déjà vu de esa mañana. En aquel entonces, las dimensiones de la tragedia se fueron conociendo lentamente. No había televisión, ni orden público, ni verdades. Nadie estaba preparado para ese tipo de situaciones, aunque todos sabían que podían ocurrir. La gente estuvo de golpe en una ciudad irreconocible, una ciudad que evocaba la guerra. Lo que más se recuerda de los meses siguientes al temblor es el olor a muerto. Seguramente en tiempos de Hernán Cortés ocurrió algo parecido. La memoria: esa serpiente que se muerde la cola.
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Heródoto dice que cuando hay paz, los hijos entierran a sus padres y cuando hay guerra, los padres entierran a sus hijos. El miedo físico a morir. Los movimientos telúricos. La violencia.
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Hace más de tres años, durante la construcción de uno de los interminables centros comerciales de Monterrey (Fashion Drive), se cayó un muro de contención junto a la avenida Lázaro Cárdenas, luego de una explosión provocada por una fuga de gas. Hace unas semanas se cayeron cuatro casas de la colonia Antigua, a unos cuantos metros de la misma avenida. Murieron dos ancianos y quedó herida una señora que les ayudaba en sus labores domésticas. La tierra escarbada, el centímetro de más ganado por la codicia, las torres acristaladas que crecen por todas partes ¡Puaj!
https://www.youtube.com/watch?v=p-Ni_GSFvo4
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20 kilómetros cuadrados, 100.000 árboles frutales, 1.700 trabajadores, 2 pistas de aterrizaje para helicópteros, 10 casas, 3 zoológicos con animales exóticos, 1,700 empleados, plaza de toros, 2 lagos artificiales, 33 esculturas de dinosaurios a tamaño real, la pista de motocrós más grande de Latinoamérica, una estación de gasolina, taller de mecánica y pintura para carros y motos de colección, empleadas domésticas con uniformes de autor, 1 cofre con cartas amorosas que Manuelita Sáenz le escribió a Simón Bolívar, 8 medallas del Libertador, 51 manteles bordados a mano en Venecia con diseños que tardan cada uno hasta 4 años.
Se requiere de una gran imaginación para gastar el dinero e inteligencia para ganarlo.

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Los momentos de excepción ponen todo de cabeza: quien tenía todo se convierte en limosnero; el egoísta, en solidario; el generoso, en ladrón; el pacífico, en forajido.
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Nadie tiene por qué matar a nadie tiene por qué matar a nadie tiene por qué matar
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Ver en las redes los mensajes de los populares desencajados cantantes puertorriqueños después del huracán María (casi simultáneo al terremoto en el centro de México) me dejó la sensación de que el nacionalismo mantiene vigentes las estructuras posibles de la solidaridad. La emergencia es un asunto de escalas: sostengo primero a aquellos con los que me identifico.
Después del miedo a morir, el miedo a perderlo todo, el miedo a no tener dónde vivir, el miedo a quedarse sin historia personal y después: el miedo a estar en un albergue y no tener qué comer, el miedo a perder la independencia y depender de otro, el miedo a estar en esa situación de manera ilimitada. No sé si lo sabían, pero todavía existen damnificados del terremoto de 1985 viviendo en albergues.

En un mes América del Norte y el Caribe recibieron 3 huracanes categoría 5, una tormenta tropical, un terremoto de magnitud 8.1, otro de 7.9 y otro de 6.1; esto ocurrió en una rápida sucesión de hechos que no permitía dar cuenta de todo, eran, son señales de algo, la Tierra, dijeron algunos, mejor dicho, pensamos al mismo tiempo: el calentamiento global.
Para muchos (me incluyo) la primera sensación después del sismo fue algo así como: “todo pierde sentido en estos momentos, todo excepto la tragedia”. Así la muerte de un ser querido -o de alguien cercano como resultado de la violencia-, la muerte en vida que representa un desaparecido, un secuestrado, Colombia, sus décadas acumuladas de violencia, convertidas en un fino barniz que cubre la cotidianidad y naturaliza pequeñas (lamentables) acciones de las que apenas nos damos cuenta.
Si el terremoto de la violencia entraña algún “mensaje” posible, si las devastaciones causadas por la naturaleza hacen un llamado que podamos interpretar, posiblemente sea la consigna de bajar la velocidad, poner en duda esa certeza de que estamos viviendo el momento más cómodo que ha vivido el ser humano y que vamos a seguir haciéndolo de manera ilimitada.
La tierra está viva y girando ¡Mierda! Lo habíamos olvidado.
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Si algo surge con el circuito de las drogas ilegalizadas es la idea de que se puede hacer dinero pronto. Un incremento en la velocidad de ingreso y consumo. Una falsa impresión de ganar más con menos. Las drogas ilegalizadas o el ascenso social exprés que reemplaza el esfuerzo honesto. El circuito de las drogas ilegalizadas o el nado libre del necrocapitalismo neoliberal: no vale nada la vida, la vida no vale nada, comienza siempre llorando, y así llorando se acaba.
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Vemos los edificios sacudidos como pequeñas cajas de cristal, las casas desboronándose piedra tras piedra, desmanteladas las vidas después de la consumición de los adictos, los trabajadores del comercio informal, adolescentes, funcionarios, padres de familia perdidos en el vicio, arrojados a sus cenizas con ferocidad, activistas, pensadores, defensores de derechos humanos, líderes sindicales, líderes campesinos, líderes indígenas, líderes de comunidades afrodescendientes, periodistas, empresarios, músicos, deportistas, estudiantes, cascos, chalecos, puños en el aire que piden silencio a ver si se oyen voces, dedos índices que salen de ese puño orientado hacia arriba para continuar removiendo los escombros, o dedos pulgares que salen de ese mismo puño y disparan.
Cómo mantenemos activas las brigadas de rescate, cómo las llevamos hasta el laberinto de las personas más afectadas, las que vieron cómo se esfumaban algunas de sus vidas más amadas.
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https://www.youtube.com/watch?v=bMf6qKsH25w
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El número estimado de víctimas durante 50 años de conflicto armado en Colombia es de 5 millones. La violencia generada por el circuito de las drogas ilegalizadas en México ha dejado más de 130 mil asesinatos y 35 mil desapariciones en los últimos 10 años.
El político es un pelotero en tercera base, a punto de ir por el gran botín.
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Los terremotos remueven los sótanos de la conciencia; recordemos las cárceles clandestinas en la Procuraduría del Distrito y en hoteles, que quedaron al descubierto tras el terremoto de 1985 en la Ciudad de México. “En principio, los cuerpos sin vida de algunos de los detenidos —dos mexicanos y cuatro colombianos— fueron rescatados no de los separos de la Policía Judicial, sino del gimnasio que se ubicaba en el cuarto piso, habilitado como “cárcel” para los llamados “asuntos especiales”. Más aún: el cadáver del penalista Saúl Ocampo Abarca fue encontrado en la cajuela de un vehículo en lo que fuera el estacionamiento de la dependencia.”
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Hace falta al menos una grieta en cada una de nuestras casas para recordar -es un ejemplo- el daño que ha hecho el narcotráfico en nuestras sociedades.


http://centrodememoriahistorica.gov.co/museo/oropendola/embera-chami/index.php

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Cierro con esta relación: la Política de Seguridad Democrática (Colombia) y la Ley de Seguridad Interior (México).
La Política de Seguridad Democrática fraguó un proceso de violencia de estado durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) promoviendo la participación de la sociedad civil en la lucha contra la guerrilla, mediante la financiación de grupos paramilitares, la formación de soldados campesinos, la aparición de redes de cooperantes, el ofrecimiento de recompensas por delación y el establecimiento de otras prácticas militares que desencadenaron todo tipo de violaciones a los derechos humanos.
la Ley de Seguridad Interior perpetúa el uso policial de las Fuerzas Armadas en México, que a partir del gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) fueron reemplazando a cuerpos policiales inexpertos o corruptos, lo cual ha conducido a permanentes violaciones de derechos humanos. El trasfondo de esta medida se asocia con la cercanía de las elecciones presidenciales de 2018 y el propósito de mantener el poder a toda costa. Leyes parecidas fueron el antecedente de cualquier dictadura latinoamericana durante los años 70 y 80 del siglo pasado, a partir de una célebre práctica instaurada por la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, CIA.
25 y último
dejo el siguiente play list para que unan o separen ideas:
https://www.youtube.com/watch?v=754pMR_ooUc
Terremoto México 1985 helicóptero Guillermo Pérez Verduzco
https://www.youtube.com/watch?v=0cckPPik7mc
partidos políticos no quieren donar dinero a los damnificados del terremoto
https://www.youtube.com/watch?v=KEGaY7oKnEw
El show de Peña Nieto con la ayuda a los damnificados del sismo
https://www.youtube.com/watch?v=808JjigNU8I
El regalo de una joven a la primera dama de México que desencadenó la polémica
https://www.youtube.com/watch?v=3FbSptWzqqY
Terremoto en Mexico Recopilacion de videos 19 de Septiembre 2017
https://www.youtube.com/watch?v=Ve1I8yFi5fY
Puerto Rico: caos y desolación tras el huracán María | Noticiero | Noticias Telemundo
https://www.youtube.com/watch?v=WGE2vdVkzno
¿Que es #Verificado19S ?