El arte de ser sensible

¿Te has sentido alguna vez diferente, incomprendido, fuera de lugar o el freak del grupo o de los encuentros sociales? ¿Te afectan mucho las emociones, las críticas, los ruidos, las luces, los olores? ¿Te conmueves fácilmente con el arte, la naturaleza, la música, la literatura?  Pues ya tenemos algo en común, igual que el 15 o 20% de la población del mundo. A esta alta sensibilidad se le ha denominado desde hace unas décadas personas PAS (personas altamente sensibles)

Según la psicóloga Elaine Aron, autora del libro El don de la sensibilidad, las PAS son aquellas personas que tienen un sistema nervioso más fino y receptivo que el promedio, lo que les hace procesar la información de manera más profunda y detallada. Esto implica que perciben y sienten los estímulos físicos y emocionales con mucha más intensidad que los demás.

En lo personal me llevó muchos año entender y procesar esto, tanto en mis relaciones con la familia, mis parejas o hijos y amigos. Que una mirada, una palabra en un mensaje, la intensidad de una luz, fueran para mi bombas, potencias que me agitaban para bien o para mal, fue por mucho tiempo un gran problema, porque no entendía lo que me pasaba, no entendía porque un gesto de un microsegundo en una persona podía aturdirme de tanta información, como después de estar en una reuión pública y hablar con mucha gente, los días posteriores me sentía aturdido como si hubiera estado en una guerra. Pero también, reconocerme PAS ha sido un gran desafío. Por un lado, según la doctora Aron, las PAS tienen una gran capacidad de empatía, intuición, creatividad, imaginación, reflexión y análisis. Son personas curiosas, observadoras, conscientes y profundas. Por otro lado, las PAS pueden sufrir de estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima, aislamiento y sobreestimulación. Son personas vulnerables, perfeccionistas, exigentes y críticas.

Bajo estás características, entonces, ser una PAS también implica tener una especial sensibilidad hacia el arte y la belleza, pues aprecian y disfrutan de manera más viva de estas experiencias, que les aportan placer, sensibilidad y significado, debido a su capacidad para conectar con su mundo interno, rico y complejo, y de transformarlo en obras de arte que expresan su visión particular.

Ser artista en nuestro tiempo no es fácil. Como lo hemos mencionado muchas veces, vivimos en una sociedad que valora más lo material que lo espiritual, que premia más la rapidez que la profundidad, que exige más la comprobado y validado que lo extraño o propositivo. Y ser artista implica ir a contracorriente, enfrentarse a la incomprensión y al rechazo, luchar por defender los propios valores e ideas.

Ser artista implica entonces, ser fiel a uno mismo, aportar algo potente y valioso al mundo, movilizar y emocionar a los demás, encontrar un sentido y una satisfacción en la propia vida. Ser artista es una forma de ser y de estar en el mundo, una forma de sentir y de expresar lo que se siente y piensa.

Si relacionamos a las PAS con las cualidades del arte, entonces las PAS tienen el potencial de ser grandes artistas, pero también tienen el riesgo de perderse en su propia sensibilidad.

Desde la psicología recomiendan a las PAS una serie de herramientas para reconocerse y aprender a como enfrentarse al mundo desde sus sensibles cualidades. Yo las recogo acá, porque me parecen necesarias, también, para quienes desde el arte nos exponemos al mundo desde nuestra vulnerabilidad.

Algunas claves son:

  • Reconocer y aceptar la propia sensibilidad como un don, como una fuente de creatividad.
  • Buscar el equilibrio entre el mundo externo y el mundo interno, entre la acción y la reflexión.
  • Encontrar espacios y momentos de calma, silencio y soledad para recargar las energías.
  • Establecer límites saludables con los demás para evitar el desgaste emocional.
  • Cultivar relaciones personales nutritivas, que nos aporten desde lo humano y sensible.
  • Explorar diferentes formas de expresión artística
  • Disfrutar del proceso creativo sin obsesionarse con el resultado o la opinión ajena.

Los artistas somos personas altamente sensibles por naturaleza. Nuestra sensibilidad nos permite ver más allá de lo evidente, sentir más allá de lo superficial, crear más allá de lo convencional, pero también nos hace más vulnerables frente a un mundo cada vez más áspero.