El deseo de mirar

“Me gusta el extraño equilibro en el que quedó este tren accidentado”
Enrique Metinides

No es ninguna novedad decir que el ser humano experimenta una extraña atracción por los acontecimientos desagradables. Un deseo de mirar que escapa a las convenciones sociales racionales, conservadoras y políticamente correctas.

Pero, ¿qué es lo que nos hace mirar lo desagradable?

Veamos. Es casi imposible dejar de mirar, por ejemplo, un accidente mientras viajamos en carretera.  Incluso, la mayoría de las veces, el tráfico se entorpece más por “los mirones” que pasan observando lentamente, que por el accidente en sí mismo.

El deseo de mirarMiguel Ángel Rodríguez, director de la Revista Alarma declaró alguna vez:

“el interés de la gente por la desgracia ajena se debe principalmente a dos cosas: al morbo natural que los humanos tienen por lo grotesco y lo prohibido, y porque hay mucha gente que es pobre, que no tiene dinero para comer, pero que al ver una revista como Alarma! dice: pues no estoy tan jodido, este está peor, porque está muerto”

La Revista Alarma, se convirtió en una revista de culto, con la fotografía como el medio idóneo para alimentar el incansable deseo de mirar. Ningún país escribe su historia dejando fuera el crimen. Ningún arte es pleno si permanece ajeno a la presencia del mal que nos acecha en cada uno de los actos humanos, escribía J. M. Servín, al respecto de dicha revista, hace un par de años.

Mujercitos Susana VargasEl impacto de las fotografías de Alarma! es tal que el libro Mujercitos, de la investigadora Susana Vargas, se ha convertido en uno de los fotolibros más representativos de la producción fotográfica contemporánea en el mundo. Este libro presenta una recopilación de textos y fotografías de hombres homosexuales y transexuales publicados en Alarma!, entre los años 1963 y 1986, tomando como título del mismo, el término que Carlos Samoaya, fundador del periódico utilizará para nombrar a éstos hombres: mujercitos.

Más allá de “la fotografía del morbo”, la fotografía de nota roja permitió que pudiéramos ver, sin  mayores remordimientos, aquello que no debería ser placentero ver. Accidentes automovilísticos, cadáveres, escenas de violencia doméstica, tragedias cotidianas de todo tipo. Algo así como mirar la tragedia de la vida misma publicada a todo color.

Nota roja, es el término que hace referencia a un tipo de prensa mexicana que incluye fotografías sangrientas y voyeuristas que acompañan a historias sensacionalistas de crimen y violencia. Aunque su etimología es poco clara, el género parece haberse desarrollado entre la novela negra y el periodismo, escribe Trisha Ziff, en su introducción al libro 101 tragedias de Enrique Metinides publicado en 2012 y convertido en una obra de arte contemporáneo imprescindible para nuestra generación.

El deseo de mirar
FotoMuseo Cuatro Caminos

El periódico La Prensa, también tenía su razón de ser en el deseo de mirar. Mostraba frecuentemente las fotografías de Metinides en portada, en primera página, en la doble plana central, en la pagina final. Imágenes que hoy circulan en el mercado de arte. Imágenes que duelen pero que podemos mirar una y otra vez.

La Prensa .(imágenes de google)
La Prensa .(imágenes de google)

Miramos por ese instinto humano, por la pulsión escópica de la que Lacan habla y que tiene que ver con la capacidad de mirar y de construir el imaginario propio en relación con el “verse a uno mismo” en relación del otro. Es decir como me reconozco, y me construyo en lo que puedo mirar o en lo que decido mirar.

Como cuando miramos las fotografías de los últimos decapitados y no nos reconocemos pero lo hacemos, tarde o temprano. Pero no dejamos de mirar.