El encuentro con la fotografía que “informa”

Hace tan solo unos horas terminaba, según su programa oficial, el Encuentro Fotográfico de México que se realizó en Puebla y Cholula y que llegó a su décima edición en este 2017.

Ha sido un verdadero placer participar en él. Y desde diversos puntos es un encuentro que hay que reflexionar por su propuesta autogestiva, de acción colectiva y  de resistencia frente a  políticas culturales desviadas y corruptas de las instituciones.

Muchas son las impresiones que me traigo, entre ellas el que el EFM le de voz a nuevas personas y talento y no volver a escuchar las voces recicladas. Pero quiero detenerme en la que más interés generó en mi y ha detonado una reflexión sobre el tema: Las preocupaciones de las nuevas generaciones en cómo afrontar el periodismo y la fotografía en este siglo.

En un conversatorio abierto se reunieron varios fotógrafos que trabajan en distintas zonas de México. Y esto es importante remarcarlo porque es en México donde se asesinan a más fotógrafos y periodistas en el mundo. El tema a tratar fue “La fotografía y el conflicto social”. Idea amplia que supera al periodismo y se adentra en sociologías económicas y políticas. Sin embargo, sorprendido debo decir, que la charla desde sus primeros intentos cayó en el ya trillado, aunque no solucionado, lamento del maltrato al fotógrafo y al periodista por parte de los dueños de medios, editores, público y un extenso rosario de deficiencias laborables. Todas ciertas, todas presentes, pero cuya discusión nació el mismo momento en nació el periodismo moderno, en el tardío siglo XIX. Es decir, nada nuevo bajo el sol. Y desde el público y algunos invitados a la mesa salieron comentarios confusos como “Toda la inversión en publicidad del gobierno va  a los grandes medios (el hilo negro), hay que luchar para que esa inversión se distribuya en los medios independientes y más pequeños” En ese momento me pregunté ¿El gobierno no debería repartir el dinero invertido en publicidad del estado más bien  en escuelas y hospitales? En vez de seguir multiplicando el despilfarro. La raíz del problema no es que los gobiernos dejen en los grandes medios millones en inversión publicitaria, es que deberían gastar ese dinero en educación, salud y alimentos accesibles a la población. O contradicciones extrañas como “Yo soy independiente y fotografío o grabo lo que me da la gana” al mismo tiempo que se criticaba a la población porque no reconoce, “no es agradecido con los periodistas y fotógrafos por su loable labor por informar”. Vaya!. Echarle la culpa a la población por no entendernos.  Si somos comunicadores, ¿no somos nosotros los que debemos esforzarnos para que nos entiendan? Si el periodismo no es respetado hoy día, ¿no será que hay que revisar las formas con las que abordamos las noticias? En vez de hacer las notas que nos da la gana, ¿no deberíamos hacer las notas que la sociedad necesita? ¿Crearlas y transmitirlas según las necesidades de la sociedad y no según nuestras necesidades periodísticas?

Ya en los setentas Barthes hablaba de los foto reportajes como “fotografías unarias”, aquellas que pueden “gritar, pero nunca herir”. Ciertamente hoy nos detenemos en las portadas de los diarios o sus webs y por más amarillista y cruda que sea la fotografía frontal, no nos genera nada más que curiosidad. Y esa simple curiosidad mata de un solo golpe cualquier intención reflexiva del periodista. Entonces, ya no bastan las imágenes para informar. Ya no basta arriesgar la vida para tomar fotos en medio de enfrentamientos militares o sociales. Hay que ir más allá. Y eso no lo dicta el periodismo, lo dicta las herramientas con las que el periodismo se ha hecho para construir la información: El concepto de verdad, la tecnología y los medios de distribución. La falta de reflexión sobre estas dinámicas pareciera ser lo que tiene al periodismo en crisis.

¿Acaso lo que está en cuestionamiento en este temprano siglo XXI, no son solo las formas sino el contenido mismo? Es decir, la verdad. Estamos viviendo el mundo de la post verdad, que no es otra cosa que la convivencia reconocida y en paralelo de distintas verdades que ocupan cada una su propio espectro económico, político y social.  Por otro lado, el desarrollo tecnológico que más allá de ofrecernos nuevas herramientas que producen imágenes de mejor calidad, el tema raíz es la democratización,  accesibilidad y manipulación que esa tecnología ha traído a nuestra sociedad. Es decir, ya no son unos pocos quienes tienen en sus manos la capacidad y el poder de producir y manipular imágenes. Y en tercer término, los medios de distribución de la información. Por ejemplo, el bajón de las impresiones de periódicos y revistas como consecuencia de un público que se ha movido a nuevos medios electrónicos y de redes para consumir información, y con él  la publicidad que sustentaba las impresiones de los periódicos también a esos medios electrónicos persiguiendo a su público. Y con esto no asomo que es el fin de los periódicos impresos, no. Así como no lo fue cuando surgió la radio y la tv. Es un acotamiento y acomodo de públicos según necesidades y disposición de información.

¿Hacia dónde vamos?, no lo sé. Estamos en ese vórtice de conflicto transmedial y moral.

Proyección documentales BUSCADORES con Lucía Vergara Fotografía: EFM

Sin embargo, más temprano, en el mismo Encuentro Fotográfico de México salieron luces sobre hacia donde puede ir ese renovado periodismo. La serie de cortos documentales “Buscadores” que retrata la vida de familiares desaparecidos, quienes han tenido que tomar la búsqueda de los cuerpos en sus manos ante la ausencia del estado y la justicia, presentados por Lucía Vergara García, no sólo nos informaron de una compleja y entramada violencia de la sociedad mexicana, sino que nos hirieron, nos dolieron, nos sacaron de la simple descripción de un hecho, para empujarnos violentamente como espectadores hacia un conflicto social, hacia una emocionalidad perturbadora, reflexiva, generadora de algún tipo de consciencia. Difundida por medios electrónicos de cierta independencia y de libre acceso para el público. Por ahí se aclara un posible camino.

Luego, en una iluminada y sensible charla biográfica –antológica el fotógrafo Marco Antonio Cruz nos develó entre líneas de sus 40 años dedicados a la profesión en diversos medios de comunicación algunas claves. Reconoce en la influencia de sus maestros, entre ellos, Nacho López(para mi el más interesante y contemporáneo de los fotógrafos mexicanos del siglo XX), la necesidad de pensar la fotografía como medio, como herramienta de comunicación, del porqué fotografiamos, de la intención que tenemos al fotografiar. De la necesidad hoy día de que el fotógrafo-Periodista sea  “redactor, investigador y distribuidor, porque ya no es registrar por registrar”.

Charla de Marco Antonio Cruz durante el EFM Fotografía: Marcel del Castillo

Es revelador, para tratar de entender la crisis del periodismo, que un fotógrafo en retirada se acerque a las lecturas  del momento: “adaptar la información, la fotografía y el video a la velocidad de internet y sus redes “  en otras palabras, a las necesidades y velocidades de lectura del receptor, con imágenes producidas desde una intencionalidad y de una investigación que va más allá de mostrar, de describir. Mientras que parte (Si, una parte, no toda) de las nuevas generaciones, se dividen entre los que buscan ganar concursos y generar riquezas a partir de la porno miseria y otra atrapada en las discusiones de los problemas laborales y relaciones de poder dentro del periodismo. Que, repito, sabemos que existen, que son perversas y peligrosas, pero que quedarse atrapados en esa discusión y no en cómo crear contenidos y medios de distribución adaptados a las complejas interacciones del siglo XXI, pueda ser parte de la estrategia del poder, además, por supuesto, de asesinarlos.

En fin, más que enriquecedora esta confrontación de ideas. Tenía tiempo sin asistir a un Encuentro de fotografía donde uno pudiera escuchar planteamientos diversos para confrontar ideas y no esa suerte de congregación religiosa en la que a veces se convierten los festivales o coloquios donde vamos a escucharnos nosotros mismos de la gente que piensa como nosotros mismos. Bravo por el Encuentro Fotográfico de México.