Jessica Salinas y la Estética de lo Femenino

En la Reseña de la Plástica Neolonesa de 2008, Jessica Salinas (Monterrey NL, 1980) presentó una pieza denominada Sin Título <Órgano Espejo>, la cual consistía en un espejo de mano cubierto con látex y terciopelo en tonos carne y rosa claro. El área oval del espejo había sido sustituida por una superficie plateada que distorsionaba cualquier refracción. Un órgano femenino que desplazaba (o prolapsaba) su relación identitaria con quien pretendiese encontrar su reflejo en éste, pero no con la intención de replegarse, sino de volverse un significante a la busca de dar cabida a todo referente posible. Esta pieza es una parte relevante de una serie de propuestas críticas insertas en la producción de un arte desarrollado bajo una estética de lo femenino, a través de la cual aborda las imposturas sociales de la mujer con respecto a los ritos socio-culturales de cotidianidad, tanto de identidad e identificación como de transición y propiedad;  lo cual define la línea de trabajo de la artista, así como la evolución de la misma.

Jessica Salinas

La exposición Mirror Girl (Sala de Proyectos del Centro Cultural Plaza Fátima, 2009), disponía de un par de platones con una cena con un contenido específico de calorías. Estos se encontraban rodeados por objetos que, en convergencia, hacían alusión a las definiciones constitutivas de la identidad social de lo femenino, lo asumido como tal. El trazo conectivo entre las piezas se desplaza, invariablemente, hacia la figura de Meret Oppenheim, quien fuese una de las pocas mujeres aceptadas en el círculo surrealista de André Breton, no como acompañante o como musa, sino como artista en forma. Ambos aspectos, obra y condición, parecen bordear el trazado primordial del cuerpo de obra de lo propuesto por Jessica. Una pila de “bodies” de tela en color piel con largas y cuidadas pelucas rubias (Monas, 2009. En este caso, el término pretende hacer una referencia doble, tanto a la alegoría de verse bien como a una forma de describir a una muñeca de plástico) se sostenían apenas de un gancho minúsculo, mientras que un vanitas estaba conformado por un grupo de pequeños espejos redondos, rodeados de grotescos marcos de látex. El texto de sala de la exposición daba inicio con una conversación extraída de cualquier capítulo de la serie Sex and the City, entre Samantha y Carrie, desde donde se evidenciaba la asimilación del uso del cuerpo femenino como valor de cambio, como una característica de lo predominante en un ámbito determinantemente capitalista.

Jessica Salinas
Mirror Girl. Sala de Proyectos del Centro Cultural Plaza Fátima. San Pedro Garza García NL. 2009
Jessica Salinas
Mirror Girl. Sala de Proyectos del Centro Cultural Plaza Fátima. San Pedro Garza García NL. 2009

A partir de 2007, Jessica Salinas comenzó a trabajar con una serie de objetos escultóricos los cuales se convierten en un elemento central y derivativo de su trabajo. En éstos aborda la forma de pasteles, como un elemento emblemático de la relación entre las mujeres y el hogar, específicamente la cocina como lugar de identificación socialmente predeterminado. Realizados con espuma de poliuretano, látex, esmaltes, óleos y otros objetos agregados, tanto el proceso como la pieza resultante son el instrumento de una remarcada crítica sobre el rol de aceptación de los diversos rituales de paso en la vida de las mujeres, tanto fisiológicos -como la menarquía-, o sociales -como la celebración de los XV años o el matrimonio-. Así es que una muñeca de plástico se encuentra inserta en un pastel al cual se le ha extraído una rebanada que abarca justo el ángulo de separación de las piernas del juguete; o bien, en otro mas, una marea de mermelada roja se desborda por el costado de otro pastel. En algunas otras piezas se encuentran ornamentos que a primera vista parecen fresas o moras rojas, pero que en realidad insinúan órganos propios del aparato reproductor femenino, donde las referencias, esta vez a la vida y la obra de Louis Bourgeois, se vuelven presentes. En una serie de pasteles más elaborados, Jessica hace alusión al matrimonio, un ritual de propiedad que, desde la generalidad de lo femenino, es aprendido como un fin. Es aquí que la mujer se resguarda para pasar de la mano del padre a ser entregada a la del esposo. Estas piezas están decoradas con llamativos elementos de cristal con formas fálicas, las cuales poseen una resemblanza directa con el premio a perseguir, que a través el ritual de paso será consumado.

Red Cake / Creamy Bouquet. 2010
Cake of Love in Three Levels / Crown of Being Able White. 2007

My Lovely Lucky Cake (Alternativa Once Galería, 2008) fue una exposición donde algunos de estos pasteles se desplegaban a través del montaje de una ambientación que proyectaba justo el sentido del ritual de paso de la celebración del matrimonio. En una gran mesa que ostenta un elaborado ramo de flores se encuentra una rebanada derramada de crema; junto a ésta se ubica una taza de café manchada con lipstick y una cucharilla larga (un guiño, de nuevo, hacia Meret Oppenheim). Este escenario permitía al espectador ingresar a un ámbito que propone al matrimonio como el ideal -o una de las finalidades- de lo femenino. Pero el emplazamiento de muebles, candelabros, arreglos florales y otros ornamentos estaban ahí como el soporte de una sutil propuesta lateral; así, pasteles y rebanadas, tazas y cubiertos insinúan también el postulado que Julia Kristeva hace sobre lo abyecto como aquello que perturba la identidad, el sistema y el orden.

My Lovely Lucky Cake. Alternativa Once Galería. 2008
My Lovely Lucky Cake. Alternativa Once Galería. 2008

Durante la primavera de 2013, Jessica participó en una residencia artística en Nodal Art, en la ciudad de Nueva York. Esta temporalidad le permitió involucrarse directamente con algunos de los esquemas teóricos que hace referencia en su producción. Es mientras lleva a cabo una investigación sobre Marcia Tucker y los años que fungió como directora del New Museum of Contemporary Art, que su trabajo se encuentra con una vertiente sobre el rol de las mujeres y las relaciones entre el Estado y las instituciones culturales, las cuales inician en los Estados Unidos y se extienden en vertientes diversas hacia otros lugares del mundo. El proyecto resultante es Dynasty Gaps (2013), el cual posee diversas capas en las que aborda el ámbito de lo político, lo corporativo y lo financiero, así como ecuaciones de relación entre el manifiesto de la cultura y el poder, a través de una instalación integrada a la manera de un trazo diagramado trasladado al espacio expositivo. Esto se configuraba a partir de retratos compuestos por pinturas de pequeño formato de grupos políticos y financieros, mapas, copias de documentos clasificados, impresiones de textos teóricos de mujeres relacionadas de una u otra manera con estos ámbitos, así como libros y objetos donde estaban presentes también los pasteles y otros utensilios, generando soportes semánticos entre sí. Esta instalación tuvo una itinerancia durante ese mismo año y el 2015 hacia Monterrey NL (en Alternativa Once Galería) y Barcelona (en Homesession).

Dinasty Gaps. Homesession, Barcelona / Alternativa Once Galería, San Pedro Garza García NL. 2013
Dinasty Gaps. Homesession, Barcelona / Alternativa Once Galería, San Pedro Garza García NL. 2013

Jessica Salinas es graduada de la Licenciatura en Artes Visuales por la Facultad de Artes Visuales de la UANL en Monterrey NL, de donde egresó en 2003. Su propuesta se adscribe al discurso de lo femenino, abordando cuestionamientos profundos sobre aspectos sociales de la vida cotidiana, la condición y las circunstancias de la mujer en la transmodernidad. Su producción visual se compone de pintura y dibujo, arte objeto, documentación, instalación y video. Ha participado en exposiciones colectivas e individuales tanto en la ciudad de Monterrey (su lugar de origen), como dentro y fuera del país, en especial en la Ciudad de México, Guanajuato, Gto. y Ciudad Juárez, Chih., así como en Oxford, Reino Unido; Nueva York, USA y Barcelona, España; así como en residencias artísticas en Nueva York y en Pamplona. Actualmente vive y trabaja en Brooklyn, Nueva York. El autor de este texto ha tenido la oportunidad de colaborar con la artista en el proceso curatorial de algunos de sus proyectos.