Toda fotografía es una ficción

“Crear personajes no es una acción gratuita, es algo que entraña una responsabilidad, y eso es lo que abordo en la novela. ¿Qué significa dar vida a un ente de ficción? Lo paradójico, creo yo, es que, si el libro que se escribe es bueno, las criaturas imaginarias estén destinadas a tener una vida mucho más larga que la de su creador.” Paul Auster

La tradición fotográfica privilegió en sus orígenes al método de producción llamado “fotografía directa”, es decir la que se toma de manera espontánea, sin poses ni manipulaciones, ni antes ni después del disparo. En un esfuerzo, quizá, por aprovechar esa capacidad única de la fotografía, como no la había en aquella época, de reproducir la realidad tal como lo ojos podían verla.

Esa tradición fue dejando en segundo plano e incluso estigmatizando a quienes “construían” de alguna manera sus imágenes. Autores como Hypolite Bayard, Oscar Gustav Rejlander y Henry Peach Robinson, aunque vivieron cierto éxito comercial o de reconocimiento del uso de la técnica fotográfica, también fueron señalados por “violar” la autenticidad fotográfica.

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Fading away Henry Peach Robinson

 

La pieza Fading Away (Los últimos instantes) de Peach Robinson es una combinación de cinco negativos que a simple vista podrían tratarse de una escena de la cotidianidad. Al instante transmite una atmósfera de quietud, al conocer el título sabemos que esa quietud proviene de presenciar los últimos momento de vida de una joven mujer.

Para los historiadores esa pieza es una búsqueda por representar la muerte y manera de ejercer control sobre ella. Para quienes la contemplaron por primera vez en 1858, representó una obra maestra de la fotografía directa (por los tiempos de exposición, la perfecta composición, el manejo de la luz en cada personaje, el cuidadoso momento de la toma, etc.).

Para algunos más de los que la contemplaron en ese mismo año, -y que supieron que se trababa de un montaje-, representó el peor de los engaños para los espectadores, una falta de respeto a los colegas y una falta de respeto a la fotografía misma.

Según Richard Salked la mayoría de las fotografías disimula el grado de su construcción mediante esa ilusión de transparencia. En la producción fotográfica contemporánea podemos tomar esto como manifiesto, es decir, toda fotografía es una ficción.

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Dead troops talk Jeff Wall

Dead Troops Talk (la charla de la tropa de la muerte, 1992) de Jeff Wall, es una fotografía construida de muchas maneras: el autor utiliza actores en un estudio, la imagen final es la integración de varias imágenes (montaje digital), es la representación de una escena de guerra, en la que el autor no participó, es una puesta en escena que combina fotografía documental y cine de terror.

Dead Troops Talk es una ficción sobre uno de los acontecimientos más cruentos y sanguinarios de la sociedad humana, la guerra. ¿Es una fotografía sobre la verdad? La verdad tiene estructura de ficción, decía Lacan.

Toda fotografía es una ficción que se presenta como verdadera. Contra lo que nos han inculcado, contra lo que solemos pensar, la fotografía miente siempre, miente por instinto, miente porque su naturaleza no le permite hacer otra cosa. Pero lo importante no es esa mentira inevitable, lo importante es cómo la usa el fotógrafo, a qué intenciones sirve. Lo importante, en suma, es el control ejercido por el fotógrafo para imponer una dirección ética a su mentira. El buen fotógrafo es el que miente bien la verdad… Así nos lo explicaba minuciosamente Joan Fontcuberta, desde 1997.

Así como las palabras en una novela no son gratuitas, en una fotografía, las imágenes no lo son tampoco. Tener un discurso propio, hablar sobre la muerte o sobre la guerra, hacernos un retrato, implican una construcción previa. Un boceto al menos conceptual e imaginario.