¿Y si cuestionamos al mundo desde la fragilidad?

En el año 2018, tuve la oportunidad de realizar uno de los viajes que más me han removido: visitar el Amazonas peruano. Luego de cruzar el caótico pueblo de Iquitos, navegamos a través de la densidad del río Amazonas hasta llegar al pueblo de Tamshiyacu, donde, luego de una extensa caminata por sus calles y acercamientos a la comunidad, iniciamos una corta travesía por la selva hasta asentarnos en medio de ella en una casa rural de madera, rodeada de inmensos árboles y sonoros arroyos, en los que más adelante nos bañaríamos. Fueron días de intensa desconexión con el mundo real, que provocaron en mi una profunda agitación y un cuestionar mi relación con el mundo y la práctica artística.

Desde allá: el Amazonas

Proyecto Amazonas de Marcel del Castillo
Proyecto Amazonas de Marcel del Castillo

¿Qué impacto tiene confrontarse con la inmensidad de la naturaleza? ¿Qué sensaciones, emociones y pensamientos se despiertan al estar frente a un paisaje tan potente y diverso? ¿Qué aprendizajes y desafíos se derivan de este encuentro? Tardé semanas en recuperarme de aquel viaje que comenzó como una simple visita turística y que terminó por afectar todos mis pensamientos. En su fenomenología de la percepción, Maurice Merleau-Ponty nos alerta con «la verdadera filosofía consiste en aprender a ver de nuevo al mundo»

¿Y si cuestionamos al mundo desde la fragilidad?  ¿La fragilidad exógena y endógena al cuerpo?

Hacia afuera del cuerpo pude acercarme a la fragilidad de sus ecosistemas, amenazados por la deforestación, la contaminación, el cambio climático, la minería y agricultura ilegal producto de la avaricia corporativa y del virus de nuestros sistemas socioeconómicos. La fragilidad de sus especies, sometidas a la destrucción de sus hábitats y sus rutinas salvajes. La fragilidad de sus pobladores, que sufren la precariedad, la violencia y la discriminación. La fragilidad de nuestro mundo frente a la cultura de la explotación de los recursos hasta su desaparición.

El filósofo español José Carvajal Sánchez nos comparte unos datos punzantes «El índice Planeta vivo advierte cómo el mundo está experimentando una dramática pérdida de biodiversidad. Las tasas de deforestación anual son de unos 13 millones de hectáreas. El planeta ha perdido también un 40 % de los arrecifes de coral de aguas cálidas desde los años ochenta. La pérdida de biodiversidad tiene efectos negativos sobre los medios de subsistencia, el abastecimiento de agua, la seguridad alimentaria y la resiliencia a los desastres ambientales» (Carvajal Sánchez, José, 2015)

Con estos datos, Carvajal no duda en afirmar que «El descubrimiento ecológico más importante de los últimos tiempos es que el mundo, y más concretamente la naturaleza, es mucho más frágil de lo que se pensaba.» (Carvajal Sánchez, José, 2015)

Da la sensación de que el mundo se está marchitando y solo parece percibirse si nos acercamos al centro de uno de sus órganos aún vivos: La selva del Amazonas.

Desde aquí: Mi propio cuerpo

Proyecto Amazonas de Marcel del Castillo
Proyecto Amazonas de Marcel del Castillo

Y, por supuesto, la fragilidad que más nos afecta, que es nuestra propia fragilidad, como seres finitos e irrepetibles, que sólo cuando entendemos lo sutil, efímero y pequeño que resulta para el planeta la presencia de nuestro cuerpo, asumimos esa fragilidad propia de nuestra existencia. Somos vulnerables y tenemos una inmensa capacidad de ser afectados, pues «Los cuerpos humanos son cuerpos porosos, son cuerpos vulnerables, son cuerpos abiertos al exterior»(Joan-Carles Mèlich,2023) 

Pero qué significa esa fragilidad, o qué consecuencias puede traer. Si entendemos al mundo como un lugar frágil, la consecuencia lógica es el rompimiento: La posibilidad de quebrarnos frente a las potencias devoradoras del mundo. «El ser humano es un ser finito, y finitud no significa solamente saber que nos vamos a morir, sino que la vida no tiene un manuel de instrucciones»(Joan-Carles Mèlich,2023). Nuestras batallas vienen sin instrucciones: El ser padres, amigos, artístas, parejas, colegas, en fin, el construirnos en este mundo no puede partir sino desde el territorio de la incertidumbre.  Así nos empecinemos en la búsqueda imposible de certezas. El dolor, la ausencia y el error, nos esperan.

Tomar consciencia de las fronteras de nuestro cuerpo y de la inestabilidad de nuestras pisadas, nos hace vulnerables, pero también potentes, en el sentido de comprender a nuestra imaginación, no solamente como ese lugar de locura y ensoñación, sino como el único vehículo que tiene la capacidad de traspasar nuestro limitado horizonte, para ver, pensar y vivir varios mundos. ¿Será que ahí acontece la potencia del artista, de entender la imaginación como la única herramienta de explorar el áspero mundo más allá de nosotros, más allá de nuestra fragilidad?

Lo que nos une

Por otro lado, creo que asumir nuestra vulnerabilidad es una ruta para entender que somos seres sociales y no solo individuos, pues nos atraviesa a todos esa, siempre inminente, amenaza del rompimiento y la desaparición. Ahí está el vínculo de lo humano. «No hay un yo sin circunstancia, sin relaciones»(Joan-Carles Mèlich,2023) 

Estos acercamientos a la fragilidad, en mi caso particular, detonó cambios en la manera de asumirme frente al mundo y cómo mi práctica artística se relaciona con el mundo y los otros: desde la imaginación y la consciencia del rompimiento.

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Carvajal Sánchez, José (2015) FRAGILIDAD DEL MUNDO, VULNERABILIDAD HUMANA. EL «CUIDADO DEL MUNDO Y EL ARTE DE VIVIR JUNTOS»

Mèlich, Joan-Carles (2023) El Café del Observatorio Social | La fragilidad: ¿Qué es la fragilidad?. https://www.youtube.com/watch?v=-ZiL9i0U34s&t=59s